Guadalupe Borja Osorno de Díaz Ordaz

Este blog es quizás uno de los más difíciles porque me recuerda 1968 cuando tenía yo 20 años y sufrimos la represión ya que tuvimos la mala suerte de estar en Tlatelolco en la que el fatídico 2 de octubre.

Guadalupe Borja Osorno se fue muriendo lentamente como si aquella noche del miércoles 2 de octubre de 1968 le hubieran conjurado una maldición contra la que no había hechizos, amuletos, ni rituales, de protección después de aquellas horas convertidas en pesadilla macabra, el olor a muerte le subía despacio el pecho y su mente la metió en un laberinto de detalles escabrosos, tanques, bayonetas, silbidos de bala de ametralladora, fieras paramilitares de guante blanco, francotiradores, cazadores implacables, que mataban humanos, los torturaban o desaparecían.

Aunque si hay que encontrar un nicho para esta maldición de la que nunca saldría se tendría que evocar aquel discurso pronunciado por su esposo, el presidente Gustavo Díaz Ordaz el primero de septiembre de 1968, durante su cuarto informe de labores, las horas y los días, que le seguirían serían el tictac de una bomba programada para estallar.

Aquel día Díaz Ordaz fue claro al enmarcar la tolerancia excesiva que según él “había tenido hasta entonces" para con las manifestaciones sociales, según él se había traspasado los límites y había que poner orden a como diera lugar, dijo, no quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que tomaremos si es necesario, lo que sea nuestro deber hacer, lo haremos hasta donde estemos obligados a llegar”, era claro un aviso, una amenaza, sólo le faltó decir el famoso "están avisados y el que avisa no es traidor".

El mensaje fue agua cristalina de lo que era su personalidad siniestra y densa Díaz Ordaz amenazó, sin importar de quienes pusieran el grito en el cielo con llegar a cualquier extremo de violencia y eso como lo comprobarían pronto el mundo entero, representaba la normalidad para un estado despótico y autoritario que se había conservado y lo seguiría haciendo a través de la represión.

En su papel de madre de la nación Guadalupe se dedicó a esperar el desenlace de aquella cuenta regresiva.

Hasta la tarde y noche del 2 de octubre de 1968, cuando el sol se marchó cayó la penumbra y la información real llegaba al presidente en sucesivas ráfagas sobre una matanza masiva de estudiantes, del horror de cadáveres rezagados, apilados, ríos de sangre y con el ritmo acompasado de las botas militares, la primera dama envejecía décadas sumaba un peso de muerte en sus hombros, mientras se diluía su figura de autoridad moral.

Mi relato personal, Tlatelolco, que desafortunados  hemos sido algunos en la vida, María mi compañera, no la dejaron ir ese día por una tarea familiar, el azar la libro de la muerte o por lo menos del cruel sufrimiento, todo es una pesadilla que no se quiere tocar mucho, la tarde el jardín de Tlatelolco, los amigos, la organización, los compañeros los acontecimientos, yo era ya parte de la vida de México, me tocaría ser parte del parto de la Patria, nos reunimos estaba más o menos llena la plaza, algunos compañeros, los de siempre Sócrates Rizzo después gobernador de Nuevo León ??, en fin los que arengaban desde el centro de la explanada, yo con otros amigos nos sentábamos en las ruinas de Tlaltelolco, cerca y lejos, como hemos pasado la vida de México, cerca y lejos comprometidos, pero “con” miedo, se hablaba, todo era normal los compañeros, los amigos, las familias, los obreros.

La tarde quizás las cinco, no se ya no quemaba el sol, era de tarde un poco nublada, allá a los lejos el ejército, por la torre de Relaciones Exteriores por el quicio de la Iglesia de Inquisidores, porque el dolor viene siempre de la Iglesia, señal, destino, imaginación o tormento. Durante la matanza de Tlatelolco el párroco mando cerrar la Iglesia para no contaminarse tal vez con los muertos, la casa de Dios siempre abierta ahora cerrada por los ministros de Dios los guardianes de la virtud los salvadores de almas, mas no de cuerpos.

Escuchaba sin oír, mi mente como de niño abandonaba el cuerpo, me llamo la atención sin embargo un Helicóptero que sobrevolaba la Plaza, siempre me han gustado los aparatos, se escuchaba -"no se preocupen compañeros nos provoquemos a los compañeros soldados"-, son también pueblo, se escuchaba como brisa, del otro lado en los edificios, varios hombre de pelo corto, ah como llegue a odiar a los hombre de pelo corto, con un pañoleta y un guante blanco, se desplazaban nerviosos, ah ! como odio a los hombre de pelo corto, con radio y nerviosos, se mezclaban, todo era normal, o no lo era? de repente me llama la atención una luz de bengala de color morado, y otra verde, blanco y rojos los colores de la bandera nacional, que bonito una señal, se marco en el cielo, y todo se desborda como una tormenta de hombre de pavor, de destrucción de muerte, suenan tiros y caen varios soldados, les dispararon de los edificios, ¿quién, quién? los soldados mueren y se levantan como un muro de muerte ya si sin decir nada disparan a la multitud y causan muerte destrucción, vejación, enajenación. no quiero recordar la muerte, me duele lo que escribo, que escena Dante, muerta la gente, todos al suelo, en el suelo, levanto la mirada y todos corren, mueren, gritan y sollozan, ¿por qué en esos momentos se pierden tantos zapatos? era un campo de muertos de heridos, de llanto, de quejidos y de zapatos, me acerco a ayudar a una mujer, a una madre caída, la quiero auxiliar y me dice

-Me duele ayúdeme-,

La quiero levantar, me ve en los ojos y balbucea...

-Ya no puede más me muero, madre de todos, madre de Patria, me dice-

-Cuide por favor a mis hijos.....se desangra en mis manos y se va allá a dónde iremos todos algún día lejano a dejar todo-.

Mis manos llenas de sangre de esa sangre que no seca, de esa sangre que aún hoy me quema, como no querer cambiar ¡carajo¡ esto, me marco para siempre el alma, el cuerpo, el cerebro.

Se arremolina la memoria, el dolor sale del alma, me marcaron con sangre de mi pueblo, de esa sangre que no saldría jamás, como explicar siquiera lo que significa la muerte, como sentir de dentro la muerte, como ver la muerte, ella tan lejana, siguieron los miles de sonidos lúgubres de pecho tierra entre ese mar de zapatos, entre ese mar de dolor, camine, me arrastre, gemí con un grito de parto desde de lo más profundo del alma, pasaban tantas cosas, no acercábamos al edificio Chihuahua, hay nombre que se marcan con fuego, que no se olvidan que regresan causar dolor, dolor de parto, dolor de memoria, dolor de muerte, se arremolina, el caos es eso desorden, muerte, los apretujaban, las llevaban a las mujeres de los pelos y las escaleras se tornaban como cárceles provisionales  de los hombre sin pelo, de esos los nerviosos, de esos los de la guantelete, de esos los sin madre. Todo un instante parecíamos muertos, estábamos vivos, nos arremolinamos, perdimos el miedo o ganamos el miedo, los recuerdos, la avenida Reforma, llegar a la centenaria y porfiresca calle, saltar el barrio hacia Peralvillo, que ideas, pero afuera de ese círculo de muerte se veía la muralla verde, otro circulo de muerte, estábamos perdidos era una trampa, era la trampa de la vida, era la trampa de la muerte. Veinte años, condición de foot ball americano, caunto se puede correr, muchas, muchas cuadras propulsado por el miedo.

Llegaron rápidamente unos camiones militares se bajaron los hombre muerte y aventaron vivos y muertos, se llenó el camión de muerte, lo que tomaban lo lanzaban como se avienta la vida, como se conoce la muerte, miedo, parálisis del miedo, porque algunos podemos sobrevivir a pesar del miedo,  paso un Volkswagen, por Reforme disparando, por ellos, el carro del pueblo, salió una nueva metralleta se abrió por un instante el circulo de la muerte y salimos corriendo con la piernas de la juventud y la gasolina del miedo, no sé cuánto corrí, no recuerdo haber visto Reforma o carros o nada, llegue literalmente hasta el mercado de ladrones de Tepito, ahí entre ellos me sentí seguro, miles de preguntas, que paso muchacho, nada, no decía nada, no podía hablar de miedo, no podía hablar de miedo !!, carajo que pinche miedo !!.

Encerrado a piedra y lodo Borja descubriría en los días siguientes a través de una amargura que se ha acentuaría con los meses y que le pesaría con los años que el ejercicio primera dama conlleva riesgos políticos e históricos no era una simple acompañante era depositaria de un cargo peligroso cómplice en un país controlado por un presidente que cada 6 años asumió el control de los hilos de una dictadura perfecta.

Nunca se supo cuántos muertos, hubo cuántos heridos, ni cuántos estudiantes detenidos, fueron enviados al campo militar número uno, cuando un grupo de nosotros los estudiantes sobrevivientes fuimos a preguntar, nos dijeron secamente “aquí no hay ninguno, pendejos, vayan a buscar en otro lado, pero tengan cuidado no sea que después los busquen a ustedes”. Al estar controlados todos los medios de comunicación García Barragán también mintió deliberadamente sobre la agitación, represión estudiantil y social en Oaxaca, Guerrero, Nuevo León. Yucatán, Morelos, Tamaulipas, Chihuahua, Tabasco y Sinaloa

Era imposible que Lupita ignorara por completo, de tales magnitudes que se prolongaba por más de 2 meses teniendo colaboradores por todo el país y un ejército de asesores y ayudantes la madrugada del 3 de octubre de 1968, Lupita se despertó tensa, como si la noche hubiera sido agitada, se bañó, se vistió y descubrió que no era la misma, se le notaron actitudes inquietantes, el país también tampoco era el mismo, había estallado con una furia  inusual desdela plaza de las tres culturas, en el conjunto habitacional urbano Nonoalco Tlatelolco de lo que ahora parecía limpia, bien barrida, como si nada hubiera pasado

Hubo tiempos en los que la historia de esta mujer nacida 4 de abril de 1915, en el Distrito Federal ahora Ciudad de México, pero radicada en Puebla con toda su familia parecieron un cuento de hadas su esposo siempre en ascenso apadrinado por el hombre más poderoso del estado y más adelante secretario de obras públicas del gobierno federal y luego hermano del presidente del general Manuel Ávila Camacho.

Después de aquel 2 de octubre, Los Pinos se fueron transformando en una fortaleza cuyas murallas escondían las decisiones sobre atrocidades que violentaron el sentido común y explotaron el miedo, sus alcobas y jardines se convirtieron en el centro del poder de un sistema de gobierno que sintetizaba en 3 palabras con un significado claro y ominoso: terror, corrupción e impunidad

Desde la presidencia de Díaz Ordaz se impuso el terror de estado a través de grupos paramilitares o comandos de Élite disfrazados de paisano o vestidos de civil y que eran enviados a las calles a algunas poblaciones seleccionadas o al campo a la sierra y a la montaña, para infiltrar comunidades enteras para secuestrar torturar, ejecutar y desaparecer a personas sospechosas de militar o colaborar en cualquier forma con grupos insurgentes guerrilleros o líderes sociales, considerados como enemigos de Díaz Ordaz eran apoyadas en sus tareas ilegales con el trabajo de inteligencia del ejército, la marina, la fuerza aérea y las policías de los 3 niveles de gobierno

Aquellos grupos paramilitares operando en la clandestinidad, que conformarían su presencia formal la tarde noche del miércoles 2 de octubre de 1968 sembrarían terror y se convertirían en una de las armas más mortíferas efectivas de los gobiernos del PRI de Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León.

Apenas empezada la madrugada del 30 de julio de 1968, el gobierno dio una prueba del uso desmesurado y violento de los militares para desplazar el cuerpo de granaderos de la policía del distrito federal un comandante elite y táctico también al mando del presidente de la república para preservar el orden público y dar seguridad a la ciudadanía sinónimo de control a la población y represión brutal

Aquel día apenas pasados los primeros minutos de una de la madrugada una partida de soldados en uniforme de campaña se apostó frente al portón de la entrada de madera labrada una joya del siglo XVIII, de la preparatoria uno de la UNAM en el centro de la Ciudad de México (compañero de generación, contemporeneo,, Carlos Salinas de Gortari, era alumno de esa preparatoria) a unas cuadras del Zócalo y por lo tanto de la oficina presidencial escoltado por el batallón de paracaidistas y tanques ligeros al mando del general José Hernández Toledo un fusilero paracaidista cargaba con delicadeza con el amor que se le dispensa a un ser amado, una bazuca nombre corto y temible de un lanzacohetes antitanque portátil.

Frente al portón la sostenía con finura mientras otros paracaidistas fusileros la cargaban con cuidado y mucha paciencia de pronto se escuchó el ruido de la bazuca dieron en el blanco, derribó aquella joya colonial, que había sobrevivido a las guerras de Reforma y la Revolución, el golpe seco del proyectil no sólo derribo el portón, sino también el mobiliario colocado atrás por los estudiantes, que nunca imaginaron que los atacarían con una lanzacohetes, satisfecho contento el arma entre las manos observó su obra, las fotos no dejan mentir.

En las siguientes horas mientras el presidente, se encontraba curiosamente de gira por el occidente estado de Jalisco el titular de la secretaría de defensa nacional SEDENA, el veterano revolucionario y general de división Marcelino García Barragán se apresuró a eximir al ejército, a pesar en los testimonios y testigos presenciales, entre ellos periodistas y fotógrafos de prensa, mintió abiertamente atento contra los hechos del sentido común y negó que el portón no hubiera sido derribado por un proyectil militar y señaló. “la puerta fue abierta por un conjunto de bombas Molotov lanzadas por los propios estudiantes”.

García Barragán aquel militar que fraguó un golpe de estado de las fuerzas armadas y para remover al presidente Adolfo Ruiz Cortines en diciembre de 1953 se convirtió en un especialista de la mentira y el engaño, casi un mes más tarde el 28 de agosto mientras escuchaban descargas de fusilería y ametralladoras ligeras en el centro de la Ciudad de México, sobre todo en el Zócalo en donde se con 14   tanques y donde el gobierno capitalino ordenó un apagón para proteger a los militares juró y perjuró que el ejército, no hacía planes ni preparaba operativos bélicos para tomar, ni ocupar ciudad universitaria, ni las unidades profesionales del IPN

El mes siguiente en septiembre el día 18, vimos como al menos diez mil soldados apoyados por tanques ligeros, vehículos de asalto y otros transportes militares, al mando del general Hernández Toledo y Gonzalo Carrillo Urrutia tomaron y ocuparon nuestra universidad, posteriormente el día 24, al menos 600 militares armados con ametralladoras lanzagranadas y rifles de asalto apoyados, por agentes de policía federal y 15 tanques ligeros. tomaron a fuego abierto y bayoneta el casco de Santo Tomás principal la unidad del Politécnico, siguiendo con la unidad de Zacatenco en Lindavista ocupada el mismo día por 1,000 soldados y agentes de la policía judicial federal transportarse con 30 vehículos militares, 13 tanques ligeros y patrullas de la policía preventiva.

Después del 2 de octubre de 1968 se hizo evidente un deterioro mental en Lupita sus desórdenes nerviosos y dolores emocionales se agravaron al grado de que su hija “María Guadalupe Díaz Ordaz Borja” se vio obligada a desempeñar el papel de “primera dama emergente y sustituta” hasta el término del sexenio 30 de noviembre de 1970.

Aunque también había mentido abiertamente en los meses del conflicto estudiantil en 1968 y era un simulador García Barragán tenía mucho de razón desde su época como líder nacional del PRI (1958- 1964) Corona del Rosal era un militar sombrío que anheló hasta 1971 ser candidato presidencial del PRI como lo habían sido sus hermanos López Mateos y Díaz Ordaz,décadas atrás los 3 amigos, cuatro con la suma de Donato Miranda Fonseca se habían hecho la promesa de apoyarse en el ascenso al poder, era una hermandad política a prueba de fuego y lo habían hecho en una noche de juerga, en el departamento de soltero rentado cuando los cuatro coincidieron en el senado de la república.

Con el apoyo de altos oficiales del ejército como Manuel Díaz Escobar jefe operativo y Humberto Bermúdez Dávila que después haría una carrera meteórica que lo llevaría a general formador de “los halcones” se reforzarían reclutando militares oficiales y soldados de los cuerpos élites de la armada, policía, criminales, hampones, agentes despiadados de la policía judicial federal y de corporaciones estatales, con algunas características fundamentales serían elementos crueles e inhumanos con el denominador común de obediencia ciega y predisposición a la violencia, una violencia sin remordimientos.

Gutiérrez Oropeza fungía en los hechos como guardaespaldas del presidente Díaz Ordaz en la cúpula militar, aunque formalmente en 1968 era responsable de planear y coordinar a los asuntos de la defensa nacional y de transformar las decisiones en directivas verificando su cumplimiento.

Tan secreto fue que ni siquiera lo conocía el general García Barragán titular de la SEDENA mucho menos los soldados que participaron en el operativo formal fuera de la información oficial y de las partes militares, también quedó la participación del batallón olimpia agrupación táctica paramilitar y legal de corte fascista basada en la violencia organizada para proyectar atentados secuestros y asesinatos de opositores disidentes o grupos socialmente rechazados al mando del coronel Ernesto Gutiérrez Gómez Tagle.

Si bien el deterioro paulatino de la salud mental de Lupita también dio paso a múltiples rumores y especulaciones hasta hacer creer que la que enloqueció la realidad es que Borja se encerró en sí misma como si nunca hubiera pisado las calles de México de los 60, o como si el único país se conociera hubiera sido aquel del escenario controlado por el estado mayor presidencial edulcorados que la vitorearon en la campaña del candidato presidencial priísta Díaz Ordaz o el de sus amigas y colaboradoras cuando entregaba alguna obra social o inauguraba alguna exposición sumergir en su burbuja con una mirada vacía y una sonrisa con máscara la primera dama intentó orientar los fantasmas de aquel sufrimiento tratando de desaparecer

Gustavo no se casó con ella por amor sino por las ventajas que le representaba en amistades así lo descubrió y reclutó a mediados de la década de 1930 a la el arrogante obsesivo y cruel Maximino Avila Camacho que soñaba con llegar un día a la presidencia de la república y sentía desdeñado y relegado desde los finales de 1939 cuando el general Lázaro Cárdenas del Río eligió como sucesor al general Manuel Ávila Camacho desde entonces le crecían los resentimientos y el general Maximino Ávila Camacho un militar despótico y salvaje el más violento y sanguinario, un psicópata en la historia de Puebla, el hombre que hacía política con la pistola en el cinto y sin ningún remordimiento lo usaba cuando era necesario sería casi todo para Díaz Ordaz su primera gran figura paterna su mentor político y su gran protector.

Para algunos autores la relación de Díaz Ordaz con “la tigresa” inició después de la matanza de 1968 aquella represión sangrienta dejó al país en un desconsolado desconcierto total a merced de un gobierno de difuntos y flores hay quienes sostienen que la masacre, también dejó tocada la primera dama, quien optó por recluirse en la más profunda soledad de poco o nada sirvió tener la esperanza de una posible comprensión de parte de las familias mexicanas a su persona no había escapatoria ella empezó a ser tan repudiada como su marido

Fue así como entre acusaciones rechiflas y mentadas de madre Lupita se fue perdiendo en la oscuridad de sus propias culpas pronto pasó de la grandeza de ser nombrada como la esposa, de del dientes de caballo, califa, gorila, o mono, quizás por eso ella empezó a esconderse y se le torció la historia familiar para siempre el acontecimiento la persiguió incluso en sus silencios aunque el cerco de seguridad del estado mayor presidencial e impuso sobre ella se cerró todavía más ella entró en pánico en un estado permanente de intranquilidad relacionada con el miedo desesperación e incertidumbre vivía entre angustias y delirios y empezó a desconfiar de todos de todos a los mostrar síntomas de paranoia

Con el ánimo disminuido, Lupita, sabía que lo sucedido no tenía comparación con ninguna de sus pesares ni siquiera con el humillante hecho de estar al tanto de las amoríos que sostenía su esposo con Irma Consuelo Cielo Serrano Castro no otra sino la bella cantante bailarina y actriz Irma serrano quien a partir de 1972 a propósito de una película fue conocida bajo el exuberante sobrenombre de la tigresa ella 22 años más joven que Díaz Ordaz su relación era un secreto a voces por Decir lo menos. Le regalo una casa milonaria en el Pedrergal de San Angel dónde haría sus vivitas conyugales


Irma Serrano "La Tigresa"

Con ese secreto a voces que le producían resuellos fuera del hogar y consumía el corazón Guadalupe aprendió a tolerar y sobrellevar con resignación lo innegable, aunque la lastimaba buscó sus caminos por más que parecieran un propósito descabellado porque su esposo tenía una historia amplia de consumado don Juan para poner fin a esos amores a escondidas.

Parecía no haber ninguna diferencia entre la realidad y la rumores sobre esa relación los chismes se prolongaban como incendio descontrolado en un bosque seco pero todo pasaba por alto porque el presidente de su esposa y su amante eran intocables así hubiera sido que la atrabancada artista se atrevió a llevar en gesto de reconciliación después de una pelea una serenata con mariachi completo para ininterpretarla su poderoso amante canciones de desamor mentiras y traición hasta terminar con para tratar a un casado jamás hubo ni habría reconciliación porque desde aquella note noche creció un rencor muy hondo en las entrañas de Díaz Ordaz.

Lupita cayó la vergüenza y se tragó su humillación para mantener las apariencias de un matrimonio feliz funcional y modelo para los mexicanos ella tenía claro que Díaz Ordaz era un político sanguinario y violento proclive a galantear y conquistar a mujeres hermosas o como se decía un don Juan amante de las aventuras sexuales con una cuba bien servida en la mesa y guitarra a la mano bohemio de voz grave quien apenas llegó al senado el 1 de septiembre de 1946 con sus compañeros y amigos legisladores Adolfo López Mateos, Alfonso Corona del Rosal y Donato Miranda Fonseca habían rentado en la Ciudad de México un departamento de solteros transformado a Menudo en una casa de citas.

Consciente de su belleza superior y su carácter fuerte o como decían mujer de armas tomar la tigresa había planeado la serenata con antelación porque buscaba reconciliarse con el mandatario sí pero lo haría en pleno festejo de un cumpleaños de Borja porque está convencida de que la primera dama utilizando el poder presidencial pleno se empeñaba clandestinamente en poner obstáculos a su carrera artística algún empresario se lo había contado sin mencionar el nombre de Lupita sino usando como fuentes la secretaría de gobernación.

Dueña de una belleza única en su juventud y mujer de altos vuelos la tigresa tenía mucha razón la primera dama aguantó se tragó sus silencios y guardó las apariencias aunque se queden utilizó al servicial y sumiso secreto de gobernación Luis Echeverría Álvarez tratar de enfriar los apetitos sexuales de su esposo saboteando planes y proyectos de la primitiva amante insidioso e integrante lleno de ambiciones Echevarría movería los hilos invisibles del mundo del cine y el teatro para evitar que los empresarios contratarán a la serrano bloqueando las apariciones de centros nocturnos, conciertos, casas discográficas y presentaciones en programas de televisión todo esto lo documentó la misma Irma serrano en un libro intitulado a calzón amarrado.

Guadalupe Borja se fue muriendo de poco se fue consumiendo en sus silencios hasta que su hija la suplantó en el papel de primera dama en las ceremonias oficiales durante los últimos meses de gobierno de un presidente que también moriría después de a poco de cáncer y condenado por todo el país.

Aunque acompañó a su esposo a España cuando el presidente José López Portillo tuvo la ocurrencia de nombrarlo embajador de México en España en la era post franquista jamás volvió a salir se agravaron sus etapas de ansiedad alucinaba que iban tras ella y su familia para hacerle daño para atacarla, a ella protectora de la nación atacarla a ella protectora de la familia entró sin quererlo ni desearlo al servicio público de la nación. Díaz Ordaz fue embajador por un día, porque enojado por lo que el consideraba una degradación se regreso a México, dónde el pueblo dónde quiera que aparecia lo abuchaba.

Vivía sus delirios con tanta intensidad que ni Gustavo Díaz Ordaz ni sus hijos pudieron evitar que ella mantuviera bajo ese mantuvieran bajo encierro alejada incluso de ellos en su residencia familiar en jardines del pedregal o el pedregal de san Ángel una zona residencial modernista levantada en 1945 en la zona sur de la Ciudad de México para las clases altas y a las que llegaron a vivir algunas de las familias más adineradas del país esperaba un poco de comprensión por la gran matanza de los estudiantes.

Prisionera en la mansión familiar su jaula de oro en 1974 a Guadalupe Borja Osorno se le agravaron las alucinaciones ideas delirantes pensamientos irracionales de persecución sus episodios y trastornos depresivos con alteración del pensamiento nunca nadie lo sabría pero así vivió hasta que ese mismo Julio fue internada de urgencia en el sanatorio español donde el día 19 de ese mes su corazón aguantó y murió de un paro cardiaco.

Muchos de los datos históricos que no recordamos, fueron tomados del libro "Las Damas del Poder" del periodista Francisco Cruz, periodista que lleva décadas estudiando la historia reciente del poder en México.

Comentarios

Entradas populares de este blog