El libro del periodista Francisco Cruz, Las damas del poder, es producto de
un minucioso estudio, que requiere de una valentía excepcional, de su trabajo
tomamos mucha de la información, aporta sin duda, muchos de los datos que nos
permiten entender el movimiento social del México de la segunda parte del
siglo XX e inicios del siglo XXI y de la “alternancia” dirigida en dos
corrientes (o partidos) neoliberales: el PRI y el PAN, que, finalmente terminaron,
siendo lo mismo.
Así pues, Evangelina Sámano de
López Mateos fue la siguiente primera dama que estudiamos,
de la cual tenemos vagos recuerdos, es una memoria juvenil ya que López Mateos
fue presidente de 1958 a 1964; es decir, al final de nuestra primaria y
los primeros años de la secundaria, que transcurrimos en la primaria Luis Hidalgo
Monrroy anexa a la Escuela Nacional de Maestros, por lo tanto, localizada
adentro de las instalaciones de la Normal de Maestros, como eran
conocidas sus infraestructuras para los vecinos de las colonias Santo Tomas
y Anáhuac, sobre la calzada México-Tacuba, las normales han sido siempre
núcleos de formación política, particularmente las normales públicas.
Estudiamos el siguiente ciclo escolar en la secundaria Albert
Einstein “número 15” que se encontraba enfrente del Colegio Militar,
sobre la misma calzada que comunicaba a Tacuba con el centro de la ciudad, una
de las vías originales de los Aztecas. Por cierto, estábamos en secundaria, lapso que Adolfo López Mateos nacionalizó la industria
eléctrica en México, y nos llevaron a todos los niños y digo críos porque entre
ellos me encontraba con 12 años en primero de secundaria, caminando por toda la
calzada México Tacuba hasta llegar a la calzada de Melchor Ocampo, en donde estaba la comisión
federal de electricidad (CFE) donde se hizo el acto solemne de
nacionalización de la industria eléctrica, y fue la única ocasión en mi vida
que vi más o menos de cerca a Adolfo López Mateos.
Abro paréntesis de como viví esos días de López Mateos y
Doña Eva: Fue por aquellos tiempos que conocí la violencia cruenta, un
grupo de jóvenes de limpio pensamiento confundidos en un heroico esfuerzo se
pusieron en huelga, los maestros, contra el gobierno, o quizás contra la
sinrazón. Si la palabra clave "el amo es el Gobierno", con el
velo del tiempo, no recuerdo ni siquiera la razón de la protesta, pero a quién
le importa la razón de "esa” inconformidad, nuestros gobernantes han dado
tantas pruebas de estupidez y de codicia, que la lista ya es innumerable. Pensar
que los necios de "arriba" desde la cómoda silla del gobernante
escuchan, va contra la "disciplina", lo que pidan, no es importante, ya
lo decían los sabios porfiristas, lo que cuenta es que darles la razón, eso es
muestra de debilidad, es reconocer que "estamos mal", y eso nunca. ¡Recuerda
son la “autoridad”! La justicia, la razón, el tiempo. Padre mío hoy, te
conviertes en gobierno. Y quizás en tu infinita simplicidad realmente creas que
me ayudas.
Y se invadió la calle de
violencia, mis hermanos, los estudiantes, los adoradores de la burguesía. Si
ellos, los liberales, que salían llenos de ideas de la escuela, hermosa
academia convertida en fuerte, jóvenes de vida que levantaban sus puños en alto
y gritaban maldiciones al Gobierno, tan fácil, tan rico, tan "sabroso"
que es mentarle la madre al "gobierno", si esa "mentada"
mexicana tan fresca, tan expresiva, tan nuestra, la mejor expresión de
cariño de un mexicano, "tiene que ser una mentada de madre".
Lentamente apareció allá en un
extremo de la vista, una columna de hombres azules, sin cara sin expresión de
un azul muerto, se acercaron en un principio lánguidamente. El contraste era
enorme "maldita contradicción que da tanto movimiento", por un lado,
un grupo "vivo" palpitante de hombres jóvenes, arengando a sus
compañeros, increpándolos, las palabras de fuego, de acción, de cambio. Luego,
los cuerpos azules, de hombres muertos, que no expresaban mayor movimiento, que
esperaban como una serpiente el cruel momento. La vida y la muerte en la
batalla. De pronto, a la voz del "amo", los hombres azules sacaron
las armas, rifles, macanas, granadas, "Dios, de los justos", pero si
el grupo de hombres "vivos" sólo estaban armados de la verdad y la
palabra.
Desde mi lugar de observación
se veían claramente los dos bandos. En dónde están los historiadores de los
muertos, donde están los testigos de la historia, los propagandistas de los
días de gloria, periodistas infernales, dónde están los apóstoles del derecho.
Y los hombres verdes y los
hombres azules, cuántos más, más muertos, se lanzaron a la carga, golpeando
cruelmente los pobres cuerpos. Dantesca escena enfrente de mi pensamiento. Es
esto real, en verdad existe, ¿por qué apalean a las mujeres, por qué las derriban
desde sus corceles, jalandolas del pelo, por qué la sangre de nuestro pueblo, y
la "glorias del ejército" es por esto, sí aquel de mis libros de
historia, del 16 de septiembre, el de los desfiles, los galantes, es todo esto?
Es el mismo que en la escuela me enseñaron que su labor era salvaguardar a
la Patria y cuidar de nuestro "pueblo". Las estudiantes de la
Normal Superior, que apoyaban a Othón Salazar el hombre de la
montaña guerrerense, tenían como uniforme una entallada falda, las vi romperlas
para brincar hacia el recinto de su escuela, vi a los “valientes cadetes del
Colegio Militar” con la espada desenvainada golpearlas con el canto del
arma hasta tirarlas al suelo, que valor se necesita para desde sus inamenos
corceles, golpear a mujeres hasta dejarlas en el suelo tintas en sangre, las
armas mexicanas se tiñen de gloria. Aquel ejército que fui a ver desfilar cada
16 del mes noveno, que marchaba por las hermosas avenidas. El “heroico “Colegio
Militar, Agustín Melgar ¿En dónde quedó tu ejemplo?
Cabe agregar, con anterioridad el relato precedente, que la
noticia del 3 de noviembre de 1957 corrió a la velocidad del fuego por los más
altos círculos del poder del país. Adolfo López Mateos sería
candidato presidencial que sucedería a Ruiz Cortines, “el tapado” del
presidente veracruzano de la corbata de moño.
Muchos de estos datos, como hemos comentado, son
producto del periodista Francisco Cruz que lo ha publicado en “Las
damas del poder”, la campaña y los comicios que se realizaría en
el primer domingo de Julio de 1958 sería un mero trámite formal simple cuestión
de tiempo, el aparato oficial bajo la mano firme de Ruiz Cortines así lo
había decidido. Maquinaria del PRI que estaba lista para entronizar al
inflexible, pero simpático, bohemio, guapo, bonachón, carismático y divertido secretario
del trabajo y previsión social de cuyo origen de nacimientos se tejerían
historias interminables y su verdadero principio quedaría envuelto en la
penumbra.
Yo recuerdo Adolfo López Mateos asistiendo a las
corridas de toros, en donde la gente le aplaudía y él hacía un gesto de torero
hacia las tribunas, lo repaso en las funciones de box a las cuales también era
muy aficionado particularmente las del “Toluca López” uno de los
boxeadores más famosos de la época, o a las carreras de autos dónde dominaban Los
hermanos Rodríguez, Pedro y Ricardo.
Con una oposición sin ideas, ni propuestas, López Mateos
al cabeza acompañado por su esposa Eva, se lanzó a una carrera
desenfrenada por todo el país en actos multitudinarios. Ellos empezaron en Querétaro
con un homenaje a la constitución de ahí pasaron a Chetumal Quintana Roo
el 7 de diciembre de 1957, hasta llegar a Toluca el 15 de junio de 1958.
La pareja triunfal recorrió casi 40,000 km conociendo los problemas y
desórdenes del país que gobernaría.
A propósito, la figura menuda y entusiasta de Eva
impresionaba e imponía. Pegada a Adolfo recorrió México, aunque había
rumores insistentes de que además de dormir en camas separadas, ir cada uno por
su lado en cuestiones sentimentales, Eva y Adolfo no hacían vida
matrimonial y mantener una relación fría y lejana, pero estaban juntos por el
interés y el bien de la nación, en otras palabras, desde su candidatura
simularían el matrimonio perfecto, coexistirían en público como la pareja ideal,
la buena conciencia de la nación. Ella dedicaría un tiempo a cumplir como
esposa, compañera y madre, la primera dama de la Nación.
La frialdad de Adolfo se debía a que, más que la
fidelidad y la monogamia, prefería la galantería a las mujeres casadas o no, preferentemente
jóvenes, el boxeo, la velocidad de los autos fórmula uno, la parranda, el
alcohol, para que todo lo anterior mitigara los dolores de cabeza provocados
por los aneurismas diagnosticados desde que empezara la campaña presidencial y
que lo paralizaba por días. Al presidente lo acompañaban, el café en grandes
cantidades y los paquetes de cigarrillos “Delicados”, que eran su marca
favorita. Fumaba hasta cinco cajetillas por día. Se decía en los corredores del
poder, que cuando López Mateos gozaba de salud, le gustaba viajar y
divertirse. Al despertarse, le preguntaba a Miranda Fonseca, secretario particula, Donato que me
toca hoy ¿Viaje o vieja? A
lo que frecuentemente le contestaban: Los dos, señor presidente, las quiere
juntas o separadas.
Eva Sámano era una pieza más en
el tablero de ajedrez de Adolfo López Mateos y en el pequeño grupo de
incondicionales que lo acompañaban desde el senado: Gustavo Díaz Ordaz, Alfonso
Corona del Rosal y Donato Miranda Fonseca, de Puebla, Hidalgo y Guerrero;
respectivamente así lo entendió ella y pragmática, lo aceptó, aunque muy por
sus adentros nunca se conformaría con ser “la otra”, pues quería honrar su
papel de primera dama.
Doña Eva, estaba
empeñada en convertirse en la primera dama que necesitaban los mexicanos y
desarrolló un interés particular por los más necesitados. Acompaña al
presidente con los conocimientos adquiridos a la larga distancia, se hizo de
informes puntuales sobre el reparto de los desayunos escolares, de los cuales
gozaba en la primaria, llevó consigo los principios de no humillar a los
desheredados con limosnas, de no fomentar mendicidad, así como la necesidad de
elaborar un plan social de recuperación y dignidad de las clases más
necesitadas. Si fuera por deseos y voluntades, México, sería otro país.
Si López Mateos la amó un día, eso lo guardó para él,
porque nunca hizo de lado su vida bohemia, ni la del conquistador, las
continuas parrandas que terminaban en bacanales y desenfrenos en el
departamento de soltero rentado, con sus amigos ex legisladores Díaz Ordaz y
Corona del Rosal al que luego se unió Donato Miranda Fonseca, atestiguaban
el desamor y el despego de López Mateos por Eva.
Por añadidura, él dio a Eva el control del absoluto
de Los Pinos y las tres residencias del complejo Lázaro Cárdenas, habitada por Miguel Alemán y Ruiz Cortines también
del estado mayor presidencial responsable de la custodia y seguridad del
presidente y la familia de éste.
Para la mansión de Miguel Alemán, Eva pidió
prestados los museos de Bellas Artes a algunos cuadros del de los mexicanos Diego
Rivera y David Alfaro Siqueiros. Para levantar el esplendor solicitó además
una nueva red telefónica e ideó una forma de comunicarse con la servidumbre, si
bien ella nunca habitaría Los Pinos de tiempo completo porque López Mateos
había decidido enfrentar en su casa sus repentinos dolores de cabeza y los
síntomas asociados a estos: visión doble, pupilas dilatadas, cuello duro,
debilidad en un lado de la cara, náuseas y hasta pérdida del conocimiento
provocados por el crecimiento anormal de la pared de las arterias, (subrayo,
diagnóstico al iniciar la campaña), aquella residencia alemanista, recuperaría
de la mano de Eva sus sueños, la magnificencia perdida.
Por lo demás, Eva ocultó que apenas iniciaba su periodo presidencial, que su esposo era incapaz de gobernar por el aneurisma cerebral, enfermedad incurable y mortal que lo aquejaba y mermaba poco a poco su capacidad, y que éste controlaba los dolores recurriendo cada vez más a las bebidas alcohólicas. Ya en la presidencia el poblano Díaz Ordaz secretario de gobernación se encargaba de cubrir aquellas ausencias prolongadas de López Mateos mientras tanto Fonseca Miranda, Corona del Rosal y Eva se encargaban de mantener en movimiento la maquinaria gubernamental, el secreto de la enfermedad jamás salió de ahí. Eva acaparó el manejo de todas las políticas sociales, se hizo casi desde el primer día, la cara más visible y amable del gobierno López mateísta.
Conviene precisar que, con López Mateos había
algunas contadas certezas de que, se había iniciado en la política dentro del
grupo Toluca, se hizo amistad con el coronel Filiberto Gómez Díaz y con
Carlos Riva Palacios, empezó como secretario privado del primero y se casó
con Eva hija del político guerrerense Efrén Sámano Montufar.
Lo anterior significa, fue tesorero de Gómez Díaz
cuando éste llegó a la gubernatura del estado de México era su amigo compadre y
socio en algunas empresas mineras, pero nada de sus orígenes familiares, los
fantasmas y las sospechas sobre el nacimiento de López Mateos se
prolongarían por más de 7 décadas, eran inciertos su fecha y lugar de nacimiento,
así como datos tan básicos como la identidad precisa de su padre.
Cuántos de los secretos de Adolfo conocía Eva
y por qué decidió callar, aunque el matrimonio había finalizado desde noviembre
de 1957. Fue Eva cómplice de una mentira que se ha prolongado por
décadas para mantener intocable la imagen de su esposo, el mujeriego y
parrandero don Juan.
Que era Eva Sámano capaz de ocultar los secretos
oscuros de López Mateos a la luz de la historia, sí ocultó su enfermedad,
su incapacidad física para gobernar y todos los engaños extramatrimoniales,
ocultó su matrimonio estaba roto, cuando su esposa estaba bajo reflectores más
importantes del país y apenas llegó a la presidencia Adolfo le pidió el
divorcio.
Oficialmente, Eva no llegó a gobernar el país, sino
a cumplir un papel como lo harían los tres amigos; explico, a Díaz Ordaz
le encomendó el manejo de la política interna nombrándolo titular de Gobernación,
en las manos de Miranda puso la administración del poder ejecutivo
creando para él la poderosa Secretaría de la Presidencia nadie veía al
presidente si él no lo autorizaba, era el picaporte y a Corona del Rosal le
dio el manejo y adoctrinamiento político a través de la dirigencia nacional del
PRI. En suma, en hechos
responsable de 6 años de la selección de candidatos a puestos de elección
popular.
Vale decir, López Mateos sólo
se apropió de una facultad a la que ningún presidente renunciaría hasta Peña
Nieto: la selección del tapado y él tenía tres a su manera. Los cuidó, les
dio poder por partes iguales y los puso a competir al final, se inclinó por el
asesino del 68, Gustavo Díaz Ordaz.
Así y todo, Eva le
dio una buena sacudida al país. Era una especie de cenicienta mujer madura,
pero cenicienta un acto de magia pura una revelación tal que los mexicanos
vieron en ella todas las virtudes de las mujeres de su época y si hubiera
podido, los mismos mexicanos la habrían convertido en reina, sin importar si
tenía sangre azul o no, aunque en verdad que su abuelo materno era de origen
inglés.
Con todo, Eva la
maestra de México volteó la cabeza hacia otro lado, en agosto de 1960 el
gobierno de su esposo autorizó el uso de al menos 1.500 policías armados con
sables, pistolas, macanas y granadas de gases contra miles de maestros que se
rebelan contra el sindicato nacional de trabajadores de la educación (SENTE)
un gremio al servicio del presidente de la república en turno y dejó un saldo
al menos 500 heridos.
Con mujeres de alto poder Eva debió enterarse de que
había una cacería para encarcelar al maestro normalista y luchador social Othón
Salazar Ramírez, guerrerense como ella, líder magisterial, quien fue
obligado a pasar a la clandestinidad y toda la fuerza represiva del estado contra
de los maestros, sus dirigentes e incluso en contra de los estudiantes que los
apoyaban, padres de familia y familiares que los podían proteger.
De cualquier forma, se hizo de la vista gorda la última
semana de marzo de 1959 cuando el gobierno de su esposo hostigó persiguió y
reprimió al a los líderes sindicales ferrocarrileros encabezados por el
oaxaqueño Demetrio Vallejo Martínez uno de los símbolos de lucha obrera
para la reivindicación del sindicalismo independiente.
De tres mil detenidos reportados durante esta etapa, 800 lo
fueron por largos períodos y 150 fueron acosados de militar en movimientos
desestabilizadores comunistas, por lo menos 500 enfrentaron un juicio penal, el
encarcelamiento de Vallejo se dio a través del alegato de delitos
imaginarios contra la república sabotaje y disolución social Vallejo fue
indomable desde ahí desafío a López Mateos, al secretario de gobernación
Díaz Ordaz, ahí se sembró lo que terminaría con la represión y asesinato
de cientos de mexicanos en 1968.
Como siguiente punto, rencorosos y vengativos, los dos publicaron
desde la presidencia su odio contra el líder oaxaqueño, casi 12 años lo
mantuvieron recluido en el palacio negro de Lecumberri, la prisión más inhumana
del país, un penal de arquitectura carcelaria panóptica en el que también se
vivieron los momentos más insalubres y crueles de la historia mexicana.
La madre nacional guardó un silencio funesto como lo hizo
cuando el gobierno de su esposo percibió a los obreros hostigó y sometió a
trabajadores de telégrafos y en su lenguaje belicoso transgredió la libertad
sindical para castigar a trabajadores de petróleos mexicanos y les impuso como
secretario general del sindicato a un personaje que formaría su propia
leyenda negra Joaquín Hernández Galicia “la Quina”.
En otro aspecto, Eva
sorteó todos los obstáculos del sexenio de su esposo, buscó casi todos porque
la increíble relación que tenía como primera dama, con los ciudadanos se rompió
la tarde noche del 23 mayo de 1962, en el momento en el que sobrevino la
noticia en modo de rumor de secuestro y asesinato, estilo ejecución
extrajudicial y crimen de estado del líder campesino luchador social y
revolucionario Rubén Jaramillo.
Fueron López Mateos y Díaz Ordaz quienes con mano
dura a través de la represión violenta se encargaban de mantener el orden desde
la secretaría de gobernación, temían a la semilla rebelde de Jaramillo,
el viejo combatiente zapatista se había convertido en un dolor de cabeza
superior a los aneurismas que afectaban al presidente y estaban temerosos de
que se levantaran de nueva cuenta en armas.
Continuando, el 5 de abril de 1965 Cuatro meses después de
terminar su sexenio y cuando en los círculos del poder se conocía su
rompimiento separación formal y divorcio de Eva Sámano, Adolfo López Mateos
concretó las intenciones secretas que tenía desde que había ganado las
elecciones presidenciales de Julio de 1958 se casó por la iglesia con Angelina
Sadurní, él tenía 56 años ella 23.
Fue ese un golpe y una afrenta grave para Eva que
tendría resonancia de venganza a muy corto plazo y de humillación para la joven
Angelina, el 31 de mayo de 1967 cuando el expresidente realizaba una
visita a su hija adoptiva Eva Leonor López Sámano, López Mateos sufrió
un ataque severo de los aneurismas cerebrales, el cual lo dejó en estado
vegetativo y postrado en una de las camas de su antigua residencia en San Jerónimo
Lídice en la zona sur de la Ciudad de México.
Dicho esto, indignada por aquella afrenta por el abandono
de su marido y después del divorcio, ya expresidente sin poder, aquel ataque
que sufrió Adolfo le sirvió para tomar revancha. Eva prohibió
cualquier visita y contacto de Angelina Sadurni, Elena y Adolfo,
estos dos últimos hijos del nuevo matrimonio, su negativa fue rotunda: nunca
más.
A la muerte del exmandatario en el juicio de sucesión de la
herencia de López Mateos, en el juzgado de primera instancia de Villa Obregón
y en la cuarta sala del tribunal superior de justicia del Distrito Federal, Eva
aquella mujer bondadosa llevó en su desquite todavía más lejos hasta sus
niveles turbadores y de incredulidad, solicitó como de atención a su papel de
primera dama, retirar de todos los documentos judiciales el nombre de Angelina
y el de sus dos hijos Elena y Adolfo López Sadurní, así los nombres de los
tres no se volvieron a mencionar.
Llegados a este punto, Eva
perdió el poder, fue otra una persona inusual despiadada fría, quien
acaparó para ella los 6 millones de pesos, herencia del expresidente, luego
quebró el alma de Angelina y la de los hijos de ésta y del expresidente.
Una más de las Damas
del Poder como las describe Francisco Cruz, la invariable tiniebla fémina de la avaricia,
poder sexenal y niebla.
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