Paloma Cordero de la Madrid

Decía Heródoto que el hombre que no estudia su historia, esta destinado a cometer los mismos errores. La mayor parte del reportaje es de Francisco Cruz de su libro Damas del Poder, tratamos de hacer un resumen para todos, pero sobre todo para los jóvenes que no pueden o quieren leer muchas páginas, el celular y la computadora les da toda la información o deformación que necesitan, se abandonaron los libros.

El único cambio real en la sociedad se hace a través de la educación, pero si las universidades públicas siguen con un sistema piramidal del Sr Rector como eje, sustentado en dos pilares: El Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad y la Federación de Estudiantes el cambio será retrasado y la corrupción incrementada.

Un gran estruendo y una luz de fuego iluminó de golpe el cielo de rojo eran las últimas horas de una madrugada fría el estallido no necesitó ninguna interpretación porque en los minutos posteriores que se prolongaron por casi una hora, otras explosiones mayores hasta sumar una docena se sucedieron en cadena, la tercera sería la peor la más destructiva, luego el horror la desaparición de la vida humana y animal la desolación y el terror de sobrevivientes huyendo como ríos de lumbre quienes sabe a dónde, con la piel cayéndose a pedazos o marcas de las llamas violentas de las quemaduras de segundo y tercer grado, cuerpos sin piel.

Los heridos intentaron huir, pero no tenían a dónde estaban en el infierno por la potencia de las explosiones, los sobrevivientes estaban convencidos de que se trataba del fin del mundo, las detonaciones el fuego y sus llamas fuera de control tuvieron origen a las 5:40 de la mañana, cuando todos dormían en una planta de almacenamiento y distribución de gas para consumo doméstico de PEMEX.

El 19 de noviembre de 1984 el fuego devoró y desintegró 5 o 6 manzanas enteras a la redonda de las partes habitadas más oriente del Pueblo San Juan Ixhuatepec, municipio de Tlalnepantla de Baz Estado de México, 2 km al norte de la Ciudad de México.

Las llamas entraron de golpe con el estallido-que dejó un cráter de 200 m -y se esparcieron por cada rendilla y cada rincón ¿cuántas viviendas había?-, Nadie tenía ni tuvo nunca una respuesta aunque los cálculos conservadores o el total de los habitantes promedian 70  mil personas -43 mil permanentes y 25 mil población llamada flotante- pudieron haber sido 200 viviendas, número que tramposamente manejaron las autoridades para quitarse la presión social ,más de 1,000 eran el número cercano a la realidad muchas quedaron reducidas a cenizas, otras en pie reducidas a escombros en segundos.

Una vez después de varios años me encontré en el Hotel “La Muralla” en Querétaro al expresidente De la Madrid desayunando solo, me acerqué y le pregunté si podía tomar un café con él, amablemente acepto, le pregunte los momentos más difíciles de su administración y me contesto en primer lugar la explosión del 20 de noviembre en San Juanico, mi esposa y yo visitamos esa escena dantesca y nos quedamos paralizados ante la muerte, el horror, los quemados etcétera. Sé que no pude o no supe tomar decisiones para mitigar la desgracia; la segunda sin duda el temblor de 1985 dónde fue la población solidaría la que supo responder, desde el Gobierno no estábamos preparados e hicimos lo que pudimos y la tercera el mal manejo económico que hicimos, dejando al país en la peor crisis económica, el hombre solo amargado parecía tener la necesidad de decirle a alguien que no conocía lo que indudablemente le causaba tremendo remordimiento, él sabía en la presidencia que el cargo fue mayor que sus capacidades y el poder, dinero y las cortes de aduladores, impiden tener la mente clara para muchas decisiones trascendentales. Y finalmente mi mayor error fue haber estudiado en Harvard economía, en dónde los grandes maestros nos mostraban las bondades del neoliberalismo, y el error del Estado como empresario, quizás acompañado de la decisión de darle continuidad dejando al ambicioso Carlos Salinas de Gortari que supo aplicar el neoliberalismo para sus beneficios y un grupo selecto de amigos, todos ellos terminaron millonarios, gobernando el país por muchos años.

Apoyándose en un decreto presidencial de diciembre de 1959 que despojo al pueblo de parte de sus tierras. PEMEX comenzó a levantar una planta de gas licuados de petróleo y otros productos químicos qué se erigiría desde el principio como una bomba de tiempo había 2 gigantescas esferas de acero con capacidad para almacenamiento de 15 mil barriles de gas butano cada una y 48 tanques salchicha, 22 de ellos de 12 m de largo y 2.5 de diámetro, con capacidad para 54 mil litros de gas cada uno.

Estamos parados en un polvorín de bombas de gas altamente inflamable como escribió Francisco Collazo Reyes en prohibido escarbar Ixhuatepec, voces sin reposo. Las esferas de acero y las salchichas aparecían cada mañana como un monumental recordatorio del peligro que enfrentan los habitantes de San Juanico aunque de manera oficial era un secreto exclusivo de PEMEX los riesgos que corría la población y las medidas preventivas de seguridad los habitantes del pueblo podrían atestiguar a diario, desde distintas posiciones el avance en el trabajo de la construcción de la planta de almacenamiento y distribución de gas más grande de América Latina, una planta que siempre se sintió ajena y agresiva, sin imaginarlo poco a poco nos dimos cuenta que habíamos llegado a habitar el centro del riesgo industrial precisó Collazo.

En el desorden el negocio ilegal y una visible falta de mantenimiento de la planta de PEMEX que nunca se atendió y los secretos oscuros sobre la las medidas de seguridad originarios a aquel 19 de noviembre, cuando la primera explosión a las 5:40 am. sacudiera violentamente a todo el pueblo y a otros cercanos hacia arriba, las llamas alcanzaron 2 km de altura buscando salida el fuego se propagó y alcanzó cada rincón en 5 o 6 cuadras a la redonda, en las viviendas más cercanas, los que no desaparecieron, quedaron carbonizados.

En su llanto sin consuelo les hubiera mitigado el dolor sentir y saber que la primera dama Paloma Cordero y su esposo el presidente Miguel de la Madrid estaban ahí con ellos solidarizándose, se mantuvieron fríos conjurando sus demonios y sus miedos en Los Pinos, los dos desdeñaron la tragedia.

A la pareja le aterraba el olor a piel quemada, ver sangre entre los escombros, tenían pánico de cruzar por el infierno, tropezar con un miembro arrancado de tajo de las víctimas mortales por cualquiera de las explosiones, temían el olor la tragedia la primera dama y el presidente tenía la mente en otro lado y se acercarían a la tragedia tal y como todo el sexenio De la Madrid de lejos, a la larga distancia.

Casi 38 años después de la tragedia un policía de 28 años en aquella época recordaría el terror del matrimonio presidencial a visitar físicamente San Juanico, no el 19 de noviembre de 1984, sino el día posterior asignando al sector 15, Miguel Hidalgo de la Secretaría General de Protección y Vialidad de la Ciudad de México, responsable de hacer sus rondines en las calles de Los Pinos. aquel agente de policía fue enviado sin previo aviso, al cuartel central de guardias presidenciales para ponerse a las órdenes del comandante, luego haría un recuento alucinante.

El 20 de noviembre al otro día de las explosiones de San Juanico la comandancia del estado mayor presidencial pidió un policía uniformado que conociera una ruta para salir de Palacio Nacional, hasta el municipio de Ecatepec a donde el presidente supervisaría el trato que se daba a los sobrevivientes internados en la escuela normal de maestros a donde se había montado una especie de hospital ambulatorio improvisado, como se haría en otras escuelas pero fue la orden precisa transitar sin cruzar por San Juanico.

La secretaría general de protección y vialidad me asignó y me citaron en guardias presidenciales de molino del rey, al lado de la residencia presidencial, en donde me enviaron al cuartel de Tlalpan y viaducto para trazar la ruta de la comitiva que salía de Palacio Nacional a donde la familia de la Madrid Cordero presenciaría el desfile conmemorativo del 20 de noviembre día de la Revolución terminado este, 15 camiones de soldados se dividieron entre el frente y la retaguardia de las camionetas blindadas con vidrios polarizados en las que transportarían la pareja presidencial, pero insistieron como orden precisa y clara nada de San Juanico hay que rodear esa zona en la que vivían en y hacinamiento al menos 75 mil personas, pero con certeza nadie sabía cuántas eran.

¿Estás seguro ?-Preguntó un comandante de guardias presidenciales-de que se puede rodear para llegar a Ecatepec sin pasar por San Juanico, sí respondió, salimos del Zócalo y escolte a la comitiva presidencial con sus 15 camiones de soldados cuya única labor era garantizar la seguridad del mandatario y la familia de éste hasta donde empieza Ecatepec, lejos de San Juanico, había unos 4 km de distancia entre el camino a la escuela normal de Ecatepec y la zona de explosiones aunque no vi si finalmente la primera dama subió, oh sí estaba ya en alguna de las camionetas.

Carmen Romano y José López Portillo habían sido sórdidos e indecente en cuanto al uso y el abuso del dinero público, pero Paloma Cordero y Miguel de Madrid parecían sentir aversión por la pobreza y el dolor, por secretos chismosos y murmuraciones de elementos de la avanzada del estado mayor presidencial, el policía ahora en retiro se enteraría de que la pareja de más poder del país, no quería pasar por la zona de desastre por varias razones: primero evitar el olor a piel quemada y las imágenes dantescas de las que se encontraban desde ya las primeras horas de la mañana de 19 de noviembre en los medios de comunicación y sobre todo en los espacios noticiosos de televisión privada.

Las escenas en las pantallas de TV y las descripciones de la radio habían horrorizado a la primera dama, en San Juanico había desaparecido familias enteras y había víctimas carbonizadas tiradas en las calles las noticias eran descriptivas en cada espacio, bomberos y rescatistas que encontraban restos mutilados por los estallidos muertos en las banquetas antorchas humanas y víctimas mutiladas deambulando como almas sangrantes en pena y sin rumbo.

Carlos Monsiváis escribió en crónicas de San Juanico los hechos las interpretaciones las mitologías que en muchas casas todos los habitantes mueren en el instante familias enteras abrazadas en la desesperación a un dormido los demás salían a la calle como pueden sin pijamas, en calzoncillos o absolutamente desnudos en pleno estupor de la vida, algunos van envueltos en llamas calor extremo, luz en cegadora, temblores de tierra, ruinas o blancos montañas de cascajo y el diluvio ígneo que arrasa las casas, los enseres y profundiza el paisaje de escombros, lamentos cuerpos calcinados dentro y fuera de las viviendas, humo, polvo, olor omnipresente a gas.

Finalmente, un grupo de asesores convencería a de la Madrid de visitar San Juanico acompañado solamente por su gran amigo y hermano “que nunca tuve” como llamaba al gobernador del estado de México Alfredo del Mazo González ya entrada la noche el día 20 después de visitar el hospital improvisado de la escuela normal para maestros de Ecatepec, que vio el presidente de noche es difícil saberlo, pero muy poco, porque los bomberos lograron controlar el fuego después de 40 horas.

Sin chiste sin carisma y demasiado discreta es difícil imaginar el papel de la primera dama en las tareas de apoyo en San Juanico porque ni siquiera lo pudo hacer su esposo Miguel de la Madrid, en sus memorias publicadas en el 2004 “cambios de rumbo” el ex presidente no escribió una sola línea dedicada al trabajo de su esposa en San Juanico en el capítulo PEMEX, estallido en San Juan Ixhuatepec él habla del trabajo y los apoyos de la presidencia, pero en las casi 3 páginas dedicadas a esa gran conflagración, ella es una mujer invisible ni un testimonio aunque hay recuerdos dolorosos como el caso de San Juanico que aparecen incluso sin nombrarlos.

La indignación crecía a medida de que se conocieran las fallas de negligencia criminal de la empresa y porque había evidencias de que una de las esferas de 54 mil litros tenía un sobrellenado que no aguantaría las válvulas de presión, aunque el director general de PEMEX Mario Ramón Beteta Monsalve hacía intentos desesperados por deslindar a la empresa y culpar a los habitantes, mientras un panteón local se cavaba una gigantesca fosa común, con el fin de depositar todo lo que pareciera una parte de un ser humano, no se hizo nada para buscar ayuda para tratar de identificar los restos.

Sí aquí el mantenimiento deficiente en un oscuro secreto de la empresa paraestatal con su sindicato controlado con mano de hierro por el tenebroso líder vitalicio Joaquín Hernández Galicia “la quina” desde principios de la década de 1960. Con un misterioso pasado de servicio a cuatro presidentes Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo; “La quina” había encontrado la fórmula para compartir la dirigencia formal con sus allegados sin perder nunca el poder.

De acuerdo con el instituto internacional de protección contra el fuego SC, el fuego y la primera explosión posterior tuvieron origen en la ruptura de una tubería de 20 cm de diámetro que transportaba gas LP desde las 3 refinerías diferentes hasta la planta de almacenamiento cerca de la zona de tanques, el sobrellenado de uno de los depósitos y la sobrepresión en la línea de transporte de retorno, fue uno de los probables factores, aunado a la falta de funcionamiento de las válvulas de alivio del depósito de sobrellenado, provocaron una fuga de gas durante casi 10 minutos.

También se confirmaría que la planta contaba con un total de 6 esferas 2 mayores y 48 cilindros horizontales de tipo salchicha de diferentes capacidades y en ese mar de información, conociendo su vecindario y sus amigos los sobrevivientes tenían su número de víctimas mortales, 2 mil por lo menos, carbonizadas asfixiadas por el gas propano o de plano difuminadas por las explosiones y el fuego como si las hubiera tragado la Tierra, otros más habían muerto por la gravedad de las quemaduras y habían al menos otras 2 mil personas heridas.

De estos desaparecidos y otros nadie habló porque el fuego pulverizó gran parte de la zona y redujo a cenizas a los vecinos más cercanos de la planta de PEMEX. Eran invisibles así quedaron. Finalmente se reportaron 926 personas heridas de consideración, 353 con quemaduras de primer grado, 60 mil personas evacuadas, Daños en un área de hasta 1 km de la planta siniestrada por la expulsión violenta de restos de las esferas y los tanques horizontales además de 7 mil personas atendidas en hospitales del estado de México y de la Ciudad de México de los cuales 249 requirieron cuidados intensivos y posteriores.

La primera dama terminaría el sexenio y se llevaría el secreto de la discapacidad del DIF y ella misma, aunque desde la presidencia girará en órdenes para armar brigadas especiales de voluntariado nacional del que era presidenta para colaborar en las tareas alternas de apoyo a damnificados de San Juan Ixhuatepec como escribió líneas atrás ni siquiera de la Madrid se atrevió a escribir en sus memorias una línea sobre la participación de los voluntarios a cargo de su esposa en la catástrofe de San Juanico.

Y habían quedado pendientes ni la señora Cordero Tapia ni sus asesores ni sus más allegados intervinieron cuando el presidente De la Madrid condicionó la participación de algunas instituciones estadounidenses presentadas en el tratamiento de pacientes con quemaduras graves, la señora tampoco metió la mano cuando meses después de aquel 19 de noviembre se sabía que había víctimas menores de edad con quemaduras graves a las que se había negado atención en el Centro de Quemados Grossman en California y el Hospital Shriners para Niños en Galveston, Texas.

A Paloma Cordero le pasaría todo en Los Pinos viviría una tragedia por la mediocridad e incapacidad de su esposo para sacar del país de la severa crisis que le heredó López Portillo y por la indiferencia propia, pero claro aún en el peor y más torcido de los pensamientos o de las pesadillas nadie habría imaginado que se atravesaría a su paso por la casa de los presidentes.

Entre la desazón y el recelo de los mexicanos quienes pronto descubrieron que De la Madrid dejaría impune la corrupción de la familia López Portillo Romano y de los amigos de su antecesor y que él mismo había sido artífice de la crisis porque como secretario de programación y presupuesto en el gobierno anterior alteró falsificó informes de la marcha de la economía, por otro lado la primera dama se convertiría en una pieza más de la decoración o del inmobiliario de la residencia oficial, una mujer sonriente y afable pero pasiva fría e indiferente a la tragedia de las familias mexicanas. Vivirían durante 6 años a la sombra ella viviría en un mundo propio y alterno.

Al tomar posesión Miguel de la Madrid olvidó aquel plan de la mujer y su esposa también. Paloma Cordero asumió un papel anodino, discreto y tradicional, como ama de casa, pero ocupada fundamentalmente por su familia. Tan pronto tomó posesión como jefa de Los Pinos, pareció que su única preocupación fue borrar la imagen de sus antecesoras.

Escarbar las cosas del pasado a veces parece una pesadilla y, por irreal que parezca, la pesadilla de doña Paloma sería un largo sexenio de terror: resintió constantes y severos cuestionamientos por los deficientes trabajos del DIF.

En su biografía edulcorada la suerte de la consorte-, se menciona que Margarita Cordero Tapia tuvo siempre un camino recto acercado a Dios, porque no solo era hija de una familia católica, sino que su primera formación estuvo a cargo de colegios de monjas, a dónde aprendió los menesteres de cómo ser una buena esposa y madre de familia. Además, se dice que fue este amor incondicional aprendido lo que la llevó a apoyar a su marido y no una adicción a la publicidad.

Paloma era ejemplo del orden y la sencillez, con un arreglo sencillo y correcto, siempre con vestidos y sacos de colores suaves y con el peinado impecable, hasta su participación en la vida pública, en la que supo mantener su lugar. Todo en ella, describió Sara Sefchovich, quien retomó la imagen de Tere Márquez en las mujeres y el poder, estaba colocado en donde debía ir, en lo moral y en la educación.

Dos Décadas después, cuando Miguel ya no tenía credibilidad, había hundido a México en el peor desastre económico de su historia, había copiado mal el modelo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher para sentar las bases e imponer el neoliberalismo, escuela económica que, en los hechos, sólo favorecería el enriquecimiento salvaje de la vieja clase empresarial. Impulsaría la creación de nuevos magnates, quienes como los anteriores abusarían de los recursos del gobierno para colarse entre los multimillonarios del mundo y abriría las puertas del gobierno a políticos estudiados en el extranjero, pero incapaces, depredadores de recursos públicos y muchos abiertamente ladrones, De la Madrid intentaría lavar la cara de su trabajo en la tragedia de San Juanico y la minimizaría en la en el recuento de los daños.

La palabra del presidente para encubrir la inteligencia de la primera dama llegaría a niveles de inflar o manipular números y situaciones. En una carta que envió a Sefchovich, A propósito de la publicación de la suerte de la consorte, de la Madrid exhibe una moral muy dudosa:

En el libro apunta una duda sobre la cifra que mi gobierno dio acerca de la cobertura del sistema de asistencia social a cargo del gobierno federal. Las cifras de cobertura de salud y asistencia social que el gobierno publicó se refieren a la población potencial y asistencia social susceptible de acogerse a los sistemas de instituciones establecidos, principalmente el DIF, y no de manera definitiva a las atenciones efectivamente prestadas.

En el fondo, yo creo y así lo he dicho, que se trata de una responsabilidad colectiva: es culpa de quienes permitieron los asentamientos humanos junto a esas empresas, pero también lo es de los individuos que se asentaron en áreas tan peligrosas, pues debemos reconocer que cada individuo es responsable por su vida. Finalmente, la culpabilidad fundamental recae en PEMEX, por no tener la seguridad industrial requerida.

Si bien reconoció 452 muertos y 4,248 heridos, en esa zona de San Juanico nadie en los gobiernos estatal y federal sabía que tan grande era la colonia porque se había convertido en un gran negocio, al robar recursos públicos y despojar a los habitantes a través de la comercialización amañada de pequeños lotes, en complicidad con antiguos propietarios de esa tierra, gestores, mediadores, prestanombres y una urbanización en con fraccionadores sin preparación o hasta fantasmas.

Por el saqueo y porque los López Portillo Romano decidieron abandonar la residencia presidencial el último día de su gobierno, la familia de la Madrid Cordero se mudó a vivir en Los Pinos hasta febrero de 1983. Lo habrían hecho antes y no hubiera sido porque al igual que las otras primeras damas, doña Paloma quería un espacio ordenado y reconstruido a modo propio.

Había en el gabinete presidencial De la Madrid el sentimiento de que el gobierno iría a la deriva si no controlaba la severa crisis económica que heredó de lópezportillismo. En Los Pinos había confusión porque la primera imagen de las extravagante y derrochadora doña Carmen que aparecía en oleadas de realidades fue también aquella que, con una caravana de camiones de mudanzas, la última noche de noviembre de 1976 llegó a Los Pinos, para cargar con todo el mobiliario y trasladarlo a la residencia personal de la ex primera dama. Nadie supo cuántas cajas cargaron los responsables de la mudanza. Carmen había intentado no dejar huellas de su entramada red de secretos ni de los 32 omnipresentes pianos de cola que acumuló en los 6 años de él López Portillo. Pero a pesar del hermetismo de los efectivos del estado mayor presidencial, se supo que tal mudanza había sido planeada por Carmen Romano 3 meses antes del cambio de gobierno y que parte de las cajas fueron a parar a una residencia que tenía en Polanco.

También bajo el ala protectora de la primera dama Carmen Romano, se formaron orquestas profesionales como la filarmónica de la Ciudad de México, bajo la batuta del maestro Fernando Lozano Rodríguez y en mayo de 1979, se creó el premio internacional literario Ollin Yoliztli, para ponderar a los méritos de los escritores en habla española.

Con todo eso, se le venía el mundo encima a doña Paloma, una mujer acostumbrada a la intimidad de la familia, a la soledad sin miradas indiscretas. Aun así, entendía a su manera que le daba la tarea del DIF de doña Carmen Romano, con todas sus tareas protección a menores, maltratados, rehabilitación de discapacitados, procuración de justicia, protección a fármaco-dependientes e invidentes, atención a estancias y albergues, centros de desarrollo infantil y campamentos recreativos.

Su antecesora y las indiscreciones de estas se convertirían en una sombra permanente para ella, que parecía haber sido moldeada a la antigua, alejada de miradas curiosas: Carmen había tenido una vida presidencial repleta de viajes, habladurías sobre relaciones amorosas y toda clase de excesos.

Heredaba Paloma un panorama desolador; además cargaba con la incapacidad de su esposo el presidente. Con la Muncy acabaría la época de esplendor de la realeza mexicana hasta Paloma llegarían imágenes de esposas de secretarios de estado y subsecretarios del gabinete de López Portillo, quienes impúdicamente utilizaban los aviones de la flota aérea de PEMEX para ir de compras a las tiendas más prestigiosas de Los Ángeles, Houston y Nueva York. Del primero de diciembre de 1976 al 30 de noviembre de 1982 Doña Carmen disfrutó de lujosas compras, viajes privados extravagantes en la flota aérea de la presidencia sólo para comprar joyas valiosas. Y se cuenta que, en alguna ocasión, durante el regreso de un viaje a Washington, ordenó al piloto de revisar el avión una ciudad sólo para que una escolta del estado mayor le fuera a comprar pollo frito y en un viaje a Brasil hizo cerrar una joyería para comprar algunas alhajas y eran éstas las que Lucía cada vez que podía.

La concentración de chismes y abusos del poder sobre Carmen Romano, que rebasaron cualquier clase de imaginación y alimentaron el hartazgo de los mexicanos con su primera dama, engulleron pronto a Paloma Cordero. Mientras que tomaba posesión como nueva inquilina mayor de la residencia oficial del Bosque de Chapultepec, A partir de febrero de 1983, se desgranaba de la luz pública los secretos más extraños y retorcidos de la ex primera dama, quien intenta mantenerse en el más absoluto de los silencios y en el anonimato después de abandonar Los Pinos.

Austera y discreta Paloma Cordero se refugió y deambuló agobiada en Los Pinos. Sumisa, sonriente y siempre dispuesta para apoyar a su esposo Miguel de la Madrid, entendía su papel entre aquellos muros están llenos de secretos pretenciosos de su antecesora, cuyos rumores rumores superaban la imaginación.

Paloma era consciente de que, como pesaba con ella, el papel de primera dama no lo había pedido ninguna de las antecesoras. Y, sin que lo dijera, porque así lo enseñó desde que fue nombrado secretario de programación y presupuesto y, por lo tanto, ella jefa del voluntariado de esta dependencia, su labor sería sólo de acompañamiento al presidente de México. Esa era su personalidad y esos eran sus valores católicos y su actitud.

Sus panegíricos están convencidos de que debe ser recordada, por sobre otras primeras damas, por su compromiso con el trabajo en la presidencia del DIF, Al cual sirvió con dedicación y por su labor altruista en las tragedias que vivió México en el gobierno de la Madrid, creando programas para beneficiar a la niñez, proteger a los menores maltratados y por el apoyo a la rehabilitación de los menores de edad adictos a farmacodependientes.

Paloma Delia Margarita Cordero Tapia era una mujer conservadora, educada en la Colonia Hipódromo de La Condesa de la Ciudad de México coma bajo rígidos principios de la iglesia católica para formar una familia y dedicarse a ella de tiempo completo. Su historia de pareja fue corta y casi invisible conoció a Miguel en 1953, en una fiesta familiar, en 1955 se hicieron novios y en 1959 contrajeron matrimonio en la iglesia Santa Rosa de Lima y procrearon 5 hijos.

También un conservador en todos sentidos, Miguel nació el 12 de septiembre de mi de 1934 en Colima, hijo del jurista Miguel de la Madrid Castro -asesinados violentamente el 24 de febrero de 1937- y de Alicia Hurtado Oldenburg, quienes decidieron abandonar Colima, radicar en la Ciudad de México y, por lo tanto nieto del gobernador colimense Enrique de la Madrid Brizuela (1902-1925), También Gobernador colimense, bisnieto del gobernador Miguel de la Madrid Guerrero (1883-1883) Y sobrino del médico militar Gerardo Hurtado Sánchez (1923-1925) también gobernador colimense. Linaje conservador tenía de sobra para aspirar a la presidencia. No era cosa de un momento de calentura, porque la herencia de la casta empataba con la española de López Portillo.

Sumisa, tímida, conservadora, discreta y subordinada con los pies en la tierra sobre el papel que le correspondía, Paloma dejó todo el trabajo, incluido aquel que las tareas históricas de asistencia social a la familia y el de la promoción la integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, bajo el imperativo constitucional de interés mayor de la niñez, en sus manos de Miguel de la Madrid. Ella parecía dispuesta a convertirse en una esposa discreta y juiciosa. Entendía a su manera que el jefe del poder ejecutivo era su marido.

Cambiaron el color de los muros, llevaron a la sala principal de la residencia muebles de alta calidad, de marquetería poblana y chippendale mexicano, y objetos de arte mexicanos como tapetes de Temoaya. De la Madrid definió la decoración como contemporánea…. Se conservó el salón Colima, de donde él era oriundo, y el comedor familiar, de arriba, con los muebles de artesanos de Comala. Y hasta le agregaron piezas de cerámica precolombina del mismo estado. Al lado derecho, en una sala de recibir colocaron muebles y objetos de su casa de Coyoacán, con una talla de madera estofada que representaba Santa Clara y un piano vertical antiguo que ella tocaba.

Los Pinos, pues, fueron en el sexenio de la Madrid una residencia familiar con sabor al presidente. Siempre atrás de él, la primera dama ocupó un segundo plano, fue un fantasma. Pero si el gobierno arrancó el primero de diciembre de 1982, Entre la desesperanzas y malos augurios blanco de miradas maliciosas, burlonas…. Porque recibía de la madre de un país en ruinas (a la que él contribuyó) y sumido en la desgracia de una profunda crisis económica, política, financiera, social …. Con huellas de corrupción regadas por cada rincón del país, la vida presidencial de Paloma Cordero Tapia transcurría como una tragedia shakesperiana donde el ascenso antecede la tragedia.

Arriba coma en la calle escalera del poder coma la alcanzó una calamidad tras otra, navegando y lidiando entre la doble cara y moral de su esposo. Para que los dueños de los medios y sus periodistas, de por sí dóciles y dependientes del dinero público, no se atrevieron a tocarlo y menos a su esposa doña Paloma, por si les ganaba la tentación, se sacó de la chistera la llamada ley de daño moral, inventándose el delito de deslealtad en el uso inadecuado de la información del gobierno. En otras palabras, legalizó la mordaza y la censura.

El 30 de mayo de 1984, casi 5 meses y medio antes de la del incendio en San Juan Ixhuatepec, las leyes de control mostraron el verdadero rostro del presidente de la Madrid: la tarde-noche, en una calle de la Ciudad de México, cayó asesinado Manuel Buendía Téllez-Girón uno de los periodistas civiles, tan influyentes como Miguel Ángel Granados Chapa, Vicente Leñero, Elena Poniatowska, Luis Spota, Carlos Monsiváis y Julio Sherer García.

Buendía, crítico de la ultraderecha mexicana y los vínculos de ésta con la agencia central de inteligencia (CIA), Fue ejecutado de 5 tiros por la espalda al salir de su oficina en el cruce de las avenidas paseo de la reforma e insurgentes. Existen dos versiones de este hecho; la primera dice que el asesino material, Rafael Moro Ávila, agente de la dirección federal de seguridad (DFS), fue detenido, pero cumplía órdenes de su jefe José Antonio Zorrilla Pérez. La segunda versión afirma que el asesino escapó en la moto de Moro Ávila y que fue asesinado 3 días después en Zacatecas, y que por esa razón se inculpó al primero. Granados Chapa, otro prestigioso e influyente columnista, llamó a esta la primera ejecución de la narcopolítica en México.

El asesinato de Buendía sería parte del anecdotario de asesinatos de periodistas si no fuera porque la violencia les dio sentido a las acciones del gobierno de Miguel de la Madrid: en el sexenio se contabilizaría una veintena de desapariciones políticas o desapariciones forzadas. Y se echarían al cesto de la basura todas las acusaciones contra los gobiernos de sus antecesores Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo.

Tecnócrata oscuro educado en Harvard y burócrata gris inescrupuloso, de la Madrid recibió un país en bancarrota, pero se encargaría de sembrar un futuro amenazador no sólo por los ejes de la política económica, “un cambio brutal llamado neoliberalismo”, que en los hechos representaría entregar el país ha empresarios nacionales y extranjeros y socializar las pérdidas, sino porque con él se promovió el ascenso de personajes que escribirían algunas de las páginas más oscuras y terribles del país: Carlos Salinas de Gortari, Pedro Aspe Armella, Ernesto Zedillo Ponce de León, Emilio Gamboa Patrón y Carlos Hank González.

Entre un chisme y otro sobre Carmen Romano, que no la dejaban descansar en paz, una y otra ley dictada por su marido para entregar el país a los empresarios y los banqueros, la devaluación brutal del peso y la contención de los salarios mínimos, manejados por el eterno líder de la CTM, Fidel Velázquez, la primera dama, sus asesores y la presidencia estaban convencidos a mediados de 1985 de que habían superado el incidente de San Juan Ixhuatepec.

Su papel secundario representaría un retroceso en el papel de la primera dama y su invisibilidad la colocaría a un lado de María Esther Zuno de Echeverría y Carmen Romano de López Portillo. Sin embargo, doña Paloma se haría visible en el rostro de cada mexicano que ya de por sí sufría por la incapacidad y atropellos de poder del presidente de la Madrid.

Esa marca negra tendría fecha y hora precisa 19 de septiembre de 1985 a las 7.15 de la mañana, cuando las entrañas de la Tierra temblaron hasta alcanzar un sismo trepidatorio-oscilatorio de 8.1 en la escala de Richter, que sacudió con fuerza brutal y en 90 segundos destruyó gran parte de la Ciudad de México.

El terremoto más destructivo y letal en la historia de México cubrió las cicatrices de las explosiones y el incendio de San Juanico y le ganó a la pareja el repudio generalizado por la indolencia del presidente ante la catástrofe, la ausencia de medidas gubernamentales inmediatas, el rechazo irracional del presidente a la ayuda internacional, las órdenes al ejército para limitar su participación inicial a labores de vigilancia, La indiferencia al impacto del terremoto en los estados de Michoacán, Guerrero, Colima y Jalisco,  donde también se reportaban muertes, y la censura para difundir cifras reales de la tragedia.

Miguel de la Madrid Hurtado era un personaje engreído y negligente, obsesionado por darle un vuelo a la economía del país. Y era feliz cuando podía ayudar a los empresarios nacionales y a los grandes empresarios extranjeros. Era enemigo de las empresas del estado. Sus modelos políticos sean el presidente estadounidense Ronald Reagan, al que habría gustado parecerse y a la primera ministra británica Margaret Thatcher.

Y también quería seguir a Thatcher, al menos en sus ideas básicas: limitar al mínimo la participación del estado en la economía- por eso sentó las bases para vender a empresarios, en su sexenio y en los siguientes, las 1155 empresas paraestatales-, libertad absoluta para los mercados, recortes salvajes al gasto público y apoyo incondicional a los empresarios.

Una vez en Los Pinos com a impuso una serie de cambios de choque que 1983 al 30 de noviembre del 2018 condenarían a los mexicanos a deshumanizados mandatos de los bancos mundiales y organismos internacionales. En otras palabras, condenaría a los mexicanos a la pobreza y sentaría las bases para crear una nueva clase de banqueros ladrones y una casta de supermillonarios en la que más adelante destacarían mexicanos que se codearían con las Élite internacional de los dueños del mundo.

Ese era Miguel: el presidente de los millonarios. El otro era el apático, perezoso y salvaje con las clases más desprotegidas. Si el 19 de septiembre En la de destruida Ciudad de México se hubiera conocido aquella orden del 20 de noviembre de 1984 del estado mayor presidencial y guardias presidenciales para evitar que la pareja presidencial, en su camino a la escuela normal para maestros de Ecatepec, se encontraron de frente con el infierno de San Juan Ixhuatepec por temor a las escenas de terror que difundían los medios de comunicación, la imagen y la credibilidad de Paloma Delia Margarita y Miguel habrían sufrido un daño irreparable.

El recuento de daños aterrorizaba a inquietaba a cualquier hora: caía un edificio, otro, el Hospital General; uno más, el Hotel Regis, la secundaria de 3 héroes de Chapultepec, el edificio Nuevo León en Tlatelolco, el edificio 1-A en el multifamiliar Juárez; Cayó un edificio más, otro el del CONALEP. En resumen, la ciudad había colapsado.

Como dirían después, el pueblo rescató al pueblo, mientras el presidente y la primera dama se quedaron apáticos, agazapados en su cuartel; Así lo vieron, dijo Miguel un año después en una entrevista en Televisa. Pero con él, arrastraba la imagen de su esposa coma la salvaguarda de la familia. Y cuando ella salió, ya se veía con mejores ojos a María Esther Zuno de Echeverría. Las crónicas orales le mostrarían que sentían por ella en aquellas calles destrozadas: si María Esther hubiera sido la primera dama, había improvisado un hospital en Los Pinos.

Cómo bien reza el dicho una desgracia nunca viene sola sino batallones: Paloma Cordero nunca estuvo tranquila. Cuando hay su esposo presidente pensaron que todo había pasado el 19 de octubre de 1987, colapsó el índice de precios y cotizaciones de la bolsa mexicana de valores que dejó en la ruina, atendiendo a los números de la memoria de Miguel de la Madrid, a 350 mil ahorradores y, en contraste Apuntaló la riqueza de los 26 propietarios de casas de bolsa en la que esos miles tienen sus ahorros.

Los males la persiguieron hasta la afuera de Los Pinos. ¿qué mal hizo que debía Paloma? imposible saberlo, pero ya fuera de Los Pinos de tocó ver morir lentamente a su esposo por un enfisema pulmonar y otras insuficiencias orgánicas. Y antes de que muriera el expresidente, también le tocó ver cómo se sumía en la más profunda de las oscuridades y desgracias políticas.

En mayo de 2009 coma cuando intentaba reparar un poco los males que había hecho o recuperar su dignidad coma su esposa atestiguaría en silencio como- sólo Miguel supo si fue por él mismo por consejo o coacción de alguno de sus hijos-su esposa se sumió en la desgracia, firmaba su muerte política, terminaba su carrera como un demente senil y era víctima de escarnio público.

La historia sería muy corta el día 13 de mayo Miguel de la Madrid estampó su firma en una carta de 87 palabras que enviaría la periodista Carmen Aristegui, principal conductora de noticias de la cadena MVS noticias, para desmentirse y desacreditarse a sí mismo, aclarando que no sabía que había contestado en una entrevista cuando afirmó que el expresidente Carlos Salinas de Gortari se había robado parte de la partida secreta de la presidencia de la república y sobre que Raúl Salinas de Gortari tenía nexos con el crimen organizado.

Si doña Paloma conocía el contenido de esa misiva que en los hechos hacía pasar a su esposo por loco demente senil, solo ella lo supo, pero en esa auto desacreditación, Miguel se quitaba el derecho a tener autoridad moral e histórica y terminaba con un viejo vetusto y enfermo de encima pulmonar y, cómo escribí en los depredadores en 2007 perdía cualquier autoridad que hubiera tenido.

Desacreditado y demente senil, Miguel moría el primero de abril del 2012. Aun cuando aún estaba en duelo, Paloma Delia Margarita Cordero Tapia murió sorpresivamente el 11 de mayo del 2020. Su sombra marcaría el rumbo que tomarían las siguientes dos primeras damas de la nación: Cecilia Occelli González de Salinas de Gortari y Nilda Patricia Velasco Núñez de Zedillo.

 

 

 

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