Tercera Guerra
Mundial Híbrida
“Si repites una mentira muchas
veces, esa mentira aparecerá entre los oyentes como una verdad”, Joseph
Goebbels, ministro de ilustración política y propaganda nazi entre
1933 y 1945 en Alemania.
La votación en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de sus 15 miembros fue de 12 a favor, una abstención y uno en contra, este sucedió el 19 de febrero del 2024, para condenar las acciones del gobierno de Israel y detener el "holocausto en Gaza". Los Estados Unidos que tienen derecho al veto, fue el voto en contra, con la abstención de Reino Unido, reflejó el amplio respaldo mundial a un fin de la guerra que lleva ya cuatro meses y que empezó cuando Hamas atacó a Israel el 7 de octubre del año pasado, matando a mil 200 personas y secuestrando a unas 250. Desde entonces, más de 29 mil palestinos han muerto en la ofensiva israelí según el Ministerio de Salud palestino en Gaza.
El mundo se encuentra ante
acontecimientos inéditos, la guerra en Europa que no acontecía desde
1945, con la excepción de conflictos regionales como el de Croacia en los
Balcanes, Irak y la búsqueda de las armas de destrucción letal, que
nunca fueron encontradas, o el aniquilamiento, primero Irak luego Afganistán,
dónde hoy gobiernan con atroz atraso para las mujeres, los talibanes.
Dos décadas después de los ataques terroristas del 11 de septiembre (11-S) de
2001, el presidente de Estados Unidos ha tomado dos decisiones altamente
simbólicas: por una parte, la retirada de sus tropas de Afganistán dónde
al dejar los norteamericanos el país, aumentaron exponencialmente las
restricciones impuestas a los derechos de las mujeres, a la libertad de los
medios de comunicación y de expresión. Se sometió a las
instituciones de apoyo a los derechos humanos a fuertes limitaciones o se las
clausuró totalmente. Las personas que se manifestaban de manera pacífica se
exponían a detención arbitraria, tortura y desaparición forzada. Los
talibanes sometieron impunemente a ejecuciones extrajudiciales, detenciones
arbitrarias, tortura y detenciones ilegítimas a quienes consideraban sus
oponentes, con lo que crearon un clima de miedo, ese es el legajo que dejaron Los
Estados Unidos con un aumento de la pobreza extrema. Con estas dos
decisiones, Joe Biden pone fin a la llamada «guerra contra el terror»
iniciada por George W. Bush. Para justificarlas, Biden afirmó que se han
cumplido los principales objetivos: encontrar y matar a Osama Bin Laden, el
cerebro del 11-S, y eliminar la amenaza terrorista sobre Estados Unidos
que suponía Al Qaeda en Afganistán.
La tensión en el medio oriente,
el incremento de las amenazas contra Irán de parte de Israel y los
Estados Unidos las provocaciones por ataque a las bases norteamericanas en Jordania,
será que no hemos aprendido de la historia, y se abre ante nosotros la
posibilidad de una nueva guerra fría, que nos mantendrá pendientes antes
la contingencia de un holocausto nuclear, haremos un breve recorrido sobre
inició de la confrontación entre el occidente y Rusia, antes la Unión
Soviética, con una comparación con la guerra en Ucrania, que dio
lugar a lo que nosotros llamaremos la primera etapa de la guerra fría. Quizás
estemos contemplando la tercera guerra mundial que se da en una forma
híbrida- regional, existe sin lugar a duda la guerra económica entre los
países Occidentales y el binomio Rusia-China, el dólar pierde valor
mundialmente y las monedas regionales sirven para el intercambio, desde luego
el yuan chino encabeza este nuevo liderazgo
Conferencia de Potsdam
La Conferencia de Potsdam (en alemán: Potsdamer
Konferenz) se celebró en Potsdam, en la zona de ocupación soviética, del
17 de julio al 2 de agosto de 1945, para permitir a los tres principales
aliados planificar la paz de posguerra, evitando al mismo tiempo los errores de
la Conferencia de Paz de París de 1919. Los participantes fueron la Unión
Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos. Estuvieron representados
respectivamente por el secretario general Joseph Stalin, los primeros
ministros Winston Churchill (que dejo la conferencia para atender su reelección
en Inglaterra por Clement Attlee y el presidente Harry S. Truman (había
muerto recientemente el presidente Franklin D. Roosevelt). El
representante inglés y sobre todo Truman no tenían ninguna experiencia
internacional, ni conocía realmente los acuerdos de Yalta, confiando
toda su política en el desarrollo de la bomba atómica, cosa que se le confirmó
durante la conferencia con un telegrama, que cambió súbitamente su
participación de una actitud defensiva a otra ofensiva. Se reunieron para
decidir cómo administrar Alemania, que había aceptado una rendición
incondicional nueve semanas antes. Los objetivos de la conferencia también
incluyeron establecer el orden de posguerra, resolver cuestiones relacionadas
con el tratado de paz y contrarrestar los efectos de la guerra.
Los ministros y asesores de Asuntos Exteriores desempeñaron
papeles clave: Vyacheslav Molotov, Anthony Eden, Ernest Bevin, y James F.
Byrnes. Del 17 al 25 de julio se celebraron nueve reuniones, cuando la
Conferencia fue interrumpida durante dos días al anunciarse los resultados de
las elecciones generales británicas. El 28 de julio, Attlee había
derrotado a Churchill y lo reemplazó como representante de Gran Bretaña,
y el nuevo secretario de Estado de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, Ernest
Bevin, reemplazó a Anthony Eden. Siguieron cuatro días de debates
adicionales. Durante la conferencia hubo reuniones de los tres jefes de
gobierno con sus secretarios de Asuntos Exteriores, así como reuniones
únicamente de los secretarios de Asuntos Exteriores. Los comités designados por
este último para el examen preliminar de las cuestiones previas a la
conferencia también se reunían diariamente. Durante la conferencia, Truman
fue informado en secreto de que la prueba Trinity en Los Alamos, Arizona con
el estallido de la primera bomba atómica el 16 de julio había sido exitosa. Le
insinuó a Stalin que Estados Unidos estaba a punto de utilizar un nuevo
tipo de arma contra los japoneses. Aunque esta era la primera vez que los
soviéticos habían recibido oficialmente información sobre la bomba atómica, Stalin
ya estaba al tanto del proyecto de la bomba, habiéndolo aprendido a través del
espionaje mucho antes que Truman.
Las decisiones finales clave incluyeron las siguientes: Alemania
se dividiría en las cuatro zonas de ocupación (entre las tres potencias y
Francia) que se habían acordado anteriormente; La frontera oriental de Alemania
se trasladaría al oeste hasta la línea Oder-Neisse; un grupo respaldado por los
soviéticos fue reconocido como el gobierno legítimo de Polonia; y Vietnam iba a
ser dividido en el paralelo 16. Los soviéticos también reafirmaron su promesa
de Yalta de lanzar rápidamente una invasión de las zonas controladas por
los japoneses, cosa que finalmente no hicieron, interviniendo después de la
guerra fría junto a China en el apoyo a Corea del Norte.
También se intercambiaron opiniones sobre muchas otras
cuestiones. Sin embargo, la consideración de esos asuntos fue pospuesta al
Consejo de ministros de Relaciones Exteriores, que estableció la conferencia.
La conferencia terminó con una relación más sólida entre los tres gobiernos
como consecuencia de su colaboración, que renovó la confianza en que, junto con
las demás Naciones Unidas, garantizarían la creación de una paz justa y
duradera. Sin embargo, al cabo de 18 meses las relaciones se habían deteriorado
y había surgido la Guerra Fría.
Pero desde luego para la humanidad, es mejor una guerra
fría con conflictos regionales, que una guerra nuclear cuyas consecuencias
pudieran ser el principio del fin del hombre.
Paralelismo con la Guerra de Ucrania.
Los Acuerdos de Minsk
Los acuerdos de Minsk son dos pactos firmados en 2014
y 2015 por representantes de Ucrania, Rusia, la República Popular de Donetsk
(RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL) para poner fin a la guerra
del Donbás, en el este de Ucrania. Estos tratados se negociaron
bajo el auspicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa (OSCE) y tenían como objetivo principal el alto al fuego entre el
Ejército ucraniano y las fuerzas separatistas prorrusas de la RPD y la RPL.
El primer acuerdo, conocido como Protocolo de Minsk,
pretendía detener la contienda de forma inmediata, mientras que el Minsk II
surgió como respuesta a ese fracaso. Este segundo pacto contó con la mediación
de Francia y Alemania y la ratificación del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas. Además del alto al fuego, el acuerdo promulgaba la concesión
de un estatus especial a las regiones de Donetsk y Lugansk y la retirada
de las tropas y del armamento ruso. Sin embargo, las discrepancias en las
interpretaciones del acuerdo han dificultado su cumplimiento.
Despúes de los acuerdos el gobierno ucraniano inició una serie de actos en contra de la población rusa del Donbás, desde represión a la población hasta la obligación de las escuelas primarias de enseñar en ucraniano, que es diferente al ruso, todas estas activides fueron protestadas por el gobierno ruso, en virud que esa región historicamente pertenecía a Rusia, y la población es mayoritariamente rusa, incluyendo la cultura y el idioma.
Un alto al fuego condicionado al autogobierno del Donbás
La guerra del Donbás se originó en noviembre de 2013,
cuando miles de manifestantes protestaron en Kiev contra la decisión del
presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, de suspender la firma de los
acuerdos de asociación y libre comercio con la Unión Europea. Las protestas
nacionalistas y europeístas provocaron la destitución de Yanukóvich y, a
su vez, el levantamiento de las comunidades rusas de la península de Crimea
y del este de Ucrania. Rusia aprovechó la situación para anexionarse
Crimea en marzo de 2014 y apoyar a las milicias separatistas de Donetsk
y Lugansk.
El avance del conflicto precipitó las negociaciones
diplomáticas. La primera iniciativa fue el Grupo de Contacto Trilateral
sobre Ucrania. Este grupo se formó tras la elección de Petró Poroshenko
como presidente ucraniano y aglutinó a delegados de Ucrania, Rusia y la
OSCE. Poroshenko impulsó un plan de paz que promovía el fin de los
combates, la liberación de los rehenes, la amnistía de los combatientes y una
descentralización que asegurara el autogobierno y las elecciones en las
provincias del Donbás. La propuesta contaba con el beneplácito de Moscú,
aunque condicionaba su respaldo a la presencia de los rebeldes prorusos en las
conversaciones.
Los acuerdos de Minsk son dos pactos firmados en 2014
y 2015 por representantes de Ucrania, Rusia, la República Popular de Donetsk
(RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL) para poner fin a la guerra
del Donbás, en el este de Ucrania. Estos tratados se negociaron
bajo el auspicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa (OSCE) y tenían como objetivo principal el alto al fuego entre el
Ejército ucraniano y las fuerzas separatistas prorrusas de la RPD y la RPL.
Francia y Alemania, clave en la negociación
Pese a la oposición inicial de Kiev, el Grupo de Contacto
Trilateral tuvo sus primeras reuniones con los separatistas a finales de
julio en Minsk, capital de Bielorrusia, para cesar las hostilidades.
Esto se consiguió en septiembre de 2014 con la firma del Protocolo de Minsk.
El documento constaba de doce partes y se asemejaba al plan de Poroshenko.
Sin embargo, ambas partes violaron el alto al fuego durante las semanas
posteriores, lo que obligó a redactar un memorándum que aclarase la
implementación del pacto. Este memorándum incluía la creación de una zona
desmilitarizada en la frontera o la retirada del armamento pesado ruso. Pero el
estallido de la segunda batalla del Aeropuerto Internacional de Donetsk
a finales de mes acabó con cualquier esperanza de detener los combates.
En busca de alternativas, la fórmula escogida para retomar
las conversaciones fue el cuarteto de Normandía. Este grupo, formado por
Rusia, Ucrania, Francia y Alemania, guio las negociaciones que
desembocaron en la firma del Minsk II en febrero de 2015. El nuevo pacto
contaba con trece partes y profundizaba las disposiciones del anterior. Su
aprobación detuvo los combates más sangrientos en el frente, pero las
interpretaciones contrapuestas de rusos y ucranianos han dificultado su aplicación.
Todas estas negociaciones fueron rechazadas
posteriormente por los países de la OTAN, después del golpe de Estado
que llevó a Vladimir Zelenski a desconocer todos los acuerdos de Minsk
y precipitar las acciones de guerra de Rusia.
Recientemente en una entrevista de Tucker Carlson a
Vladimir Putin, le preguntó al presidente ruso, si estaba dispuesto
a dialogar, y dijo si, ¿pero con quién? De que sirven las firma de tratados con
la presencia o no de los países occidentales si al final, se le olvida lo que
firmaron.
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