Quiero guarda el dolor, es una herida que no se ha sabido
cicatrizar, que no se quiere sanar, que no se puede olvidar, que se mantendrá
viva mientras este corazón lata palpitando al ritmo cadencioso del amor, en los
caminos sinuosos de la rebeldía, acompañada íntimamente de la sonrisa de la felicidad
disfrutada, en la memoria de la razón, en la intimidad que esboza sonrisa
plena, al cerrar los ojos abriendo el horizonte a el milagro del Mundo pleno, a
la sonrisa, bella, tierna, de tu piel
morena, acurrucada, dulce, reposando su rostro sobre mi pecho, con la
tranquilidad eterna del mirar cansado, suave, ligera, etérea, divina,
mujer.
Todos los días cuando me levanto para acariciarte con la
palabra, con ese suspiro emanado de mi mano, con la fuerza del aroma de la rosa
del jardín de mi poesía, buscando en forma lánguida expresarte mi confesión de
haber caminado, dar algo para compartir el inmenso gozo de respirar, de haber
vivido, de ser intenso como el fuego, fresco como el agua, de ser un adorador
eterno de ti, Tierra de hombres, seres profanadores de tu vientre virgen.
De ser cretino, bohemio, barroco y poeta, de ser caricia de
verbo, secuela de piel, locura de otoño, inteligencia de invierno, ingenio de primavera,
lujuria de verano. Se hace la letra de Dentro a Afuera, de Esclavo a Diosa, de
Día a Noche, de Singular a Plural.
Esto se escribe en honor al planeta llamado Tierra, casa de
todos, responsabilidad de esta especie rara, destructora, a veces creativa, hermosa
a la que pertenecemos como carne de hombre, como gemido de Lobo, por destino
manifiesto, con razón o sin ella.
Quiero levantar mi copa de viento, quiero brindar con vaso
pleno de vino tinto, rojo de la sangre de los viejos vientos de Bordeaux. Oda a
nuestro planeta, ese espacio hermoso que los hombres llamamos Era, Tonatzin,
Kali, Mundo, la Tierra de la que partimos, a la cual regresaremos a rendirle el
tributo del cuerpo inerte.
Por el placer de
haber sido, por la realidad de ser, confesar con la frente en alto que se han
vivido con gesto adusto los blancos días de invierno, con ternura los amarillos
de primavera, con encono los verdes de verano, con ilusión los azules del
otoño. No teniendo en el recuento de la vida que enumerar los días terráqueos,
mediante la suma de una masa de cosas, de valor de dinero, de realidad de nada.
En el poseer se desarrolla un discurso vacío que repite en
eco hueco, simplemente los tesoros guardados, para tristemente con la testa enjuta,
relatar con pena todo lo que se ha comprado, lo que se ha robado, lo que nos ha
vestido de oro, lo que nos ha desnudado de hombre. Dicotomía lacerante para
recordar sobre el papel con la tinta que emana de las venas de mi ser una serie
de experiencias, vistas, vividas, imaginadas, sentidas, inventadas, soñadas,
esperando no hacerlo torpemente con la pluma de aquel que solo acumulo
riquezas.
Sentarme al alba, a ver los caminos, musitar con una
sonrisa, memorias, suspiros, que han dejado sabor de miel, para no reposar fatuo
en el ocaso de la jornada a vociferar lo poseído, con los labios llenos del
sabor del vino amargo, por poder decir he sido tuyo, gritar con elocuencia que
no he comprado tu amor, ni tu caricia, por saber que no has tenido que pagar el
precio de dar tu cuerpo sin ser mía, para saber que tu espíritu, ese que no se
adquiere, suavemente, vehementemente, lánguidamente, tiernamente, quiso en un
soplo de vida, caminar maravillosas jornadas conmigo.
Por qué mujer hermosa, caricia divina, sin haber dado todo
por amor, no habrás entregado jamás el alma, has sido en cuerpo oferta de día, pero
en realidad, entrega, de nadie, te conservaste virgen de todos, porque la
caricia adquirida no toca más que superficial la piel, no penetra en tu ser,
diva etérea, solo vibras bajo el sol cuando abres tu esencia, cuando se da todo sin esperar nada, cuando el
cuerpo solo significa la puerta del deseo sublime de hacer de dos entes, un
solo espíritu, de dos seres vagabundos uno.
Encuentro en mi lánguido suspiro una tierna pausa, en ella
quiero reunir fuerzas, quitarme las sandalias para acariciarte, amor sublime, planeta
Tierra, hermosa Era, tus largos senderos de vida, refrescarme del agua vertida
por tu vientre. Por las delicias de la infinita experiencia de haberte pisado
con humildad tantos países, de muchos lugares. Por haber andado desde los
Himalayas, a los Andes, de las Pirámides de Egipto a la muralla china.
De las Rocallosas a los Pirineos, por el suspiro de una copa
de vino tinto en Montpellier, una de vino blanco en Colonia, por haber visitado
la Catedral de San Pablo en Londres, la de San Issac en “Leningrado” allá en la
lejanía hoy San Petersburgo, la “Venecia del Norte” o como la llamen a final
del siglo, esta hermosa ciudad del “Aurora”, en la nueva geografía de moda,
mutilada por la estupidez de Yeltsin, lugar histórico de canales sobre el río Nevá,
San Petersburgo para los zaristas en honor a Pedro el Grande, Leningrado para
los soviéticos en homenaje a Vladimir Ilich (Lenin) el inmortal genio de la
organización proletaria, hoy en el crepúsculo del siglo desprestigiado, según
los portavoces del neoliberalismo “pasajero” , que en las primeras decenas del
siglo XXI se desquebraja, organizando guerras y sanciones en su lecho de
muerte, de villanos, la izquierda sangrienta de Stalin, la derecha del
“diablo”.
Por haber en algunos días admirado la catedral de San Pedro
en el Vaticano Romano, casa de los tiranos dueños de la religión robada. Soberano
del crepúsculo del siglo, escribo una pequeña oda al Papa del último cuarto de
siglo. Papa de Papas, equivocación histórica, Juan Pablo II, triste hombre de
blanca sotana, nació tarde tu desgarbada figura, te equivocaste de siglo, con
tu pasado vivo, regresaste a la humanidad a la edad de “la fe”, pretendiste que
el mundo sea plano e inmóvil, olvidaste el juicio de Galileo, genio renacentista
de la ciencia, cuando murmuraba en su arrepentimiento, afirmando sonoro en
público, en viva voz, de la inmovilidad de la Tierra, de sus torpes
experimentos equivocados, de su incapacidad, la frescura regreso con el Papa Francisco.
Quiero de Voltiere (galicismo para denominar el golpe de
aire), hombre de palabras, genio de la Ilustración, manejar una de sus armas,
la infalible, de la cual según el
inmortal pensador francés es casi imposible defenderse “El humor”, para con la
antiquísima crisantema de la ironía, acompañada de la mano de la sátira socratiana,
recordar que “La discordia es la gran peste del genero humano, mientras que la
tolerancia suele ser su único remedio”.
Recordar de los verdaderos héroes del nuevo siglo, que la
diferencia es lo que permite el cambio, por tantos lustros pretendimos ser iguales,
cuando lo hermoso es ser diferentes, el capitalismo nos iguala, nuestro
instinto nos diferencia, vive la différence, para ello la palabra clave
es tolerancia.
Cuanta envidia genera el éxito, en los términos de los
mortales, lo único que el Hombre no tolera es que a un congénere, “le vaya
bien”, así descrito vagamente en adjetivo. Habrá que destruirlo, cualquier trabajo
útil que no haya sido propuesto por los señores feudales del kafkiano mundo deintelectuales
unido, sorprendentemente parecido a todos los rubros universitarios nacionales.
La consigna suprema de los profesionales mexicanos parece ser “No hacer nada”,
dejar como legajo solo soberbia, se debe perseguir, cancelar, destruir, matar a
aquellos osados que se atrevan a desafiar las premisas. Asesores de Posgrados,
Directores de Veterinaria o Facultades aledañas, Consejos Medievales del Saber,
disfrazados de Consejos Técnicos populistas, democráticos, empleadores de miles
de estrategias para dominar las comunidades enanas de trabajadores
intelectuales, proletariados académicos cobardemente inmóviles.
Articularía el Quijote cervantino, pasáis dueños del saber, cientos de horas destruyendo, dilapidando, desgastando, con algunos minutos de vuestras breves vidas dedicados a la creación, millares de megacalorías hablando mal de todos, unas cuantas en reconocer el trabajo, todo verlo a través de ustedes, académicos de las mafias hermanas, que solo se les permite la entrada a los que vosotros mismos proponéis. Han legislado vuestros órganos colegiados de tal forma que solamente vosotros mismos os escucháis. Han hecho nada ante los ojos de la sociedad hambrienta, cuanta estupidez veterinaria, formadores de sectas cerradas, obscuras, tardías, cabildadoras, mentirosas. Sectas que como se parecen al Kluk Kus Kan para quemar a los que nos son como ustedes.
Cuanta habilidad para destruir, cuantas regulaciones absurdas
son capaces de firmar. En pleno fin de
milenio se mantienen aun escribiendo cartas medievales prohibiendo la
participación de sus esclavos en el pensamiento. Escriben los grandes
concejales, prohibimos que pienses fuera de esta institución regida por
nosotros, los sabios incuestionables de la santa inquisición académica, te
compramos con el salario el alma, al dar tu contrato de tiempo completo, te condenamos
a no poder pensar fuera de los recintos sagrados dominados por nosotros, no
podrás participar en la formación de nadie que no autoricemos, aunque sean
necesarios para la Patria, no importa que acumulemos en esta ciudad de muerte
todos los caminos copados, no importa que inmovilicemos todo en servicio de la
ciudad centro de todo, solo son válidos la UNAM, el CINVESAT, El Colegio de
Posgraduados, o las instituciones extranjeras, todo fuera de nosotros no
valemos, quizás para algún fin de semana te permitamos trabajar en Querétaro o
Cuernavaca, pero no más, no te atrevas a salirte de circulo de los que sabemos
todo. Solo para nosotros, es la Inquisición del siglo XX. Directores,
secretarios, espurios, que son capaces de prohibir, incapaces de crear, tienen
siempre el argumento del desprestigio del corredor para en forma perseverante,
malévola, destruir todo, sin haber hecho nada.
El error y la ignorancia son en la opinión de la sinrazón de la que escribe estas letras, los azotes de los males de la humanidad, siendo la superstición la más funesta, no lo sabrán hombres cobardemente religiosos, animales desnudos poseídos por el miedo, porque nos corrompe todas las fuentes de razón. El fanatismo religioso que los alienta empuja a los hombres a matar sin remordimientos, “Dicen que su Dios le dió permiso a todos los palestinos.
Caminar por tu hermosa filosofía, Era de sueño, la que escribieron los hombres adelantados de época, enamorados de ti. “No hay demonios, ni pecados originales, el mal y la corrupción los produce la sociedad de hombres” aportaba Jean-Jaques Rousseau, en la creación de los Derechos del Hombre. Abrevarme de David Hume en su resumen “El hombre no puede nunca aprender las causas, sino sólo los efectos de los fenómenos, lo que se cree es la causalidad, que es sólo es el resultado de un hábito mental, todas las religiones por lo tanto son fruto del instinto humano, nacen de los temores y esperanzas del hombre”.
Por haber tenido el placer de haber visitado la Mezquita
Azul en Estambul, la Gran Muralla de Bejing, el Puente Dorado de San Francisco,
la Acrópolis Ateniense. Por haber transitado suavemente una tarde de la mano de
una doncella por los Campos Elíseos de París, la casa de Beethoven en Bonn, la
plaza de San Marcos en Venecia, el Palacio de Salzburgo en las montañas de
Mozart, ciudades, pueblos, destinos, cada una como las mujeres intrigantes en
su ser, melosas en su hacer....Marruecos, Berlín, Estocolmo, Helsinki, Varsovia,
Praga, Budapest, Viena, Hamburgo, Bruselas, Barcelona, Pizza, Montreux, Múnich,
Dover, Cornell, Teoloyucan, Vancouver, Toronto, Calcuta, Nueva Delhi, Taipei,
Denver, Córdoba, Santiago de Chile, Sao Paulo, Matanzas, San Juan, Santo
Domingo, Mazamitla, Veracruz, Tegucigalpa, Morelia, San José, Panamá, El Salvador,
Lima, Cuzco, La Haya, Copenhague, Ámsterdam, Lisboa, Teherán, Colonia,
Tamazula. Lugares marcados por un recuerdo la ciudad museo Florencia, la ciudad
caricia San Juan del Río, la ciudad fluvial caudal Manaos, la ciudad mar
Varadero, la ciudad montaña Grenoble, la ciudad violencia Jerusalén, la ciudad
frío Montreal, la ciudad río El Cairo, la ciudad maíz Toluca, la ciudad
colonial Guanajuato, las ciudades droga, crimen, muerte, Nueva York, Los Ángeles,
Miami, la ciudad mujer Río de Janeiro, la ciudad austera Londres, la ciudad
póster París, la ciudad tablado Madrid, la ciudad augusta, Roma, la ciudad
cultura Atenas, la ciudad maravilla Bagdad, la ciudad sin lugar Hong Kong, la
ciudad llena Pekín, la ciudad revolución La Habana, la ciudad triste Puerto
Príncipe, la ciudad india Guatemala, la ciudad cerveza Múnich, la ciudad “bife”
Buenos Aires, la ciudad odio Berlín, la ciudad promesa San Cristóbal de las
Casas, la ciudad azul de mar sin playa Niza, la ciudad de la latinidad mora, Sevilla,
la ciudad ilusión de niño Acapulco, la ciudad realidad de hombre Cómala, la
ciudad de todos y de nadie México, la ciudad de los 7 edificios más feos del
mundo Moscú, la ciudad del aburrimiento Estocolmo, la ciudad del juego Mónaco,
la ciudad absolutismo Versalles, la ciudad sueño de riqueza Cancun, la ciudad
de Dios. , ninguna !!!,.... él no tiene metrópolis, su pudor lo mantiene fuera
de esas hecatombes inventadas por los hombres, vive ermitaño en las montañas,
cubierto de Zaratuztra, como lo imagina Nietzsche o como lo describe Enrique
Jardiel Poncela, confundido entre todos con su sombrero de hongo, tomando su
café en los portales de Madrid. Preguntaban
a Dios en la plaza de toros los diferentes ideólogos, los Socialistas de
Izquierda, los Demócratas del Centro, los Monárquicos de la Derecha y los
Despistados sin lugar en la geometría política, después de que Dios diera su
largo discurso a los habitantes de la Tierra, incluido el Papa que después de
la llegada de Dios había pasado a segundo plano, dedicándose a leer las obras
completas de Julio Verne. -¿Cuál era el
sistema perfecto de Gobierno?, volteo con una sonrisa irónica contestando. - El
único sistema que admito es la Dictadura Total Eterna. Honrarás a Dios sobre
todas las cosas, es el que propago, es el que tolero, es el omnipotentemente
admisible para mí, es el absoluto, el supremo. Seré para siempre soberano de
todos, estén o no de acuerdo, su voluntad no importa, lean las Santas
Escrituras. Se pueden imaginar el nombramiento de mi representante en la
Tierra, que quiero aclarar que lo nombré yo y no el susodicho San Pedro que no
sabía ni escribir, como se imaginan que delegaría semejante función a mi secretario
si soy intolerable, (esto es un breviario cultural de Dios mismo), El Papa en
forma democrática votando todos los católicos del mundo, no jamás, él (me
refiero al Papa, no a San Pedro u otros cabildadores celestiales) tendrá el
poder absoluto que le di, por el tiempo que me de la Divina gana, para nombrar
a los Cardenales que a su vez decidirán quién lo sustituye, es un sistema
perfecto, es la
Dictadura incuestionable, tan bueno que lo han repetido
todas las Academias de la Ciencia del planeta y muchos de los Congresos Democráticos.
Ese es el sistema que promuevo por lo menos en el uso de la razón que yo (de
nuevo este yo es de Dios, el supremo creador, el mero mero, el super
chipocludo, el de los milagros) les concedí. Como no voy a enojarme que sea más
popular la Virgen María, que quien Demonios, con perdón de Satanás que por
cierto es mi hijo preferido, descrito magníficamente por Giovanni Pappini en el
Diablo, os dijo que era Virgen. En los últimos 2,000 años, no teniendo ni la
menor duda, lo promuevo, no habrá otra religión mas que la mía, no hay mas Dios
que yo, recuerden que lo primero que le dicté a Moisés (que por cierto
representó muy bien Charles Heston, mucho mejor me permitiría opinar como
testigo de ambos, que el propio Moisés en el monte Sinaí) fue “Amarás a Dios
(yo) sobre todas las cosas”, leer, releer, suspirar y admirar el sarcasmo
incomparable de
Enrique Jardiel Poncela en el Discurso que pronuncia Dios a
los
Flaquea la memoria, se me olvidan tantos lugares, pero a
todos ellos, a esos maravillosos sitios de millones de hermosas gentes, en
Africa desde él limite del desierto del Sahara en el Tombouctou de Mali, a la sabana
maravillosa de animales de cuento en el Kilmanjaro de Tanzanía, en América
desde Mitla en la hermosa Oaxaca, recordando el santuario del equinoccio en el
Chichen-Itza de Yucatán.
Por haber cruzado los inmensos cuerpos de agua en el mar
Egeo, el salado Muerto, el profundo
Indico, el azul Pacífico, el transitado Atlántico, por las Cataratas del
Niágara, o las de Iguazu, es tan diverso el mundo, la Era, la Tierra, Tonatzin,
nuestro hogar, contrastar en nuestras vidas los desiertos de muerte en El Altar
o Arica, con las exuberancia de sus selvas en Chiapas o el Amazonas. Sus
frágiles reservas de agua del hermoso Lago Victoria en Tanzanía o Kenya, origen
del silencioso Nilo del Egipto de faraones legendarios, la laguna de Xalajú en
Guatemala, donde manda con la mirada vaga el que }“habla lengua” explotado por
siglos por el “ladino”. Mundo lindo, en términos del español “cantadito” de los
mexicanos, de espacios abiertos, eternos de nieve de las planicies del Canadá,
del congelamiento del Río San Lorenzo en Quebec, mi cabeza se marea de lugares,
hemos transitado tanto por los caminos de la vida en los brazos del amor...El
Danubio que nunca ha sido azul, mas que en los ojos enamorados de los poetas
eslavos en Varsovia, Praga, Budapest, o Viena, El Missisispi que acarrea mas
agua que todos los ríos mexicanos, acumulando su herencia africana en sus
ciudades ribereñas, plenas de discriminación con odio que se nutre de miles de reuniones
cerradas del Klu-Kus-Klan, del racismo que mata al hombre, siendo el fantasma
que vaga por la vieja Europa. El Grijalba de Villahermosa la tierra de la
Malinche, los horizontes sin límite de las praderas de mi Chihuahua, la
majestuosidad del Volcán que me dio casa en ese Colima, que es de todos
paraíso, por todo lo visto, para todo lo amado, para estos cansados pies que lo
mismo pisaron nieve, que arena, que río, que montaña.
Por que el hombre suele ir tan lejos como lo lleve su espíritu, su ilusión, su duda, por ir allá donde da "guelta” el “aigre” donde el tigre “pinta su raya”, donde el hombre es mas hombre, menos macho, donde la mujer es río, ternura, caricia, fuerza, distancia, destino, mirada, madre, compañera, amante, guía, latido, dolor, parto, ternura, poema, labio.....para buscar el agua refrescante del Río de la Plata del Buenos Aires lejano, donde se moja el alma, se sacia la sed y no se obtiene plata, solo las olas soñolientas que llevan a galope a Colonia, puerto uruguayo que permite remontarnos a la pampa ondulada de verdor de esmeralda, para descansar en ese Montevideo orgulloso, donde se encuentra la matriz de su soberbia, donde los paren a todos iguales, llenos de ellos, vacíos de todos. No sé por ellos los lugares, para ellos, la gente, doy una largo trago de amor, de caminos, de suelos, de esperanzas, para ellos dedico esta segunda parte de una locura de amor.
Finalmente como dijo Pablo Neruda confieso que he vivido y que la final me ire pronto con una sonrisa en los labios del sabor de vida en musca de la querida muerte
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